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martes, 5 de marzo de 2013

Mis primeras experiencias en mi nueva etapa sexual (1ra parte)





Como les conté en "Así soy Yo", ocho años atrás yo era una mujer que solo se preocupaba de su trabajo y de sus estudios. Había hecho algunos trabajos de modelaje pero no me pasaba por la cabeza ofrecer mis servicios como acompañante profesional. Yo había tenido relaciones sexuales desde los 16 años, pero fue justamente hace 8 años que se comenzó a producir un cambio completo dentro de mi, ya que comencé a tener conciencia de lo que realmente significaba el sexo para mi. Lo cual se fue afianzando en la medida que tuve que vivir todos los sucesos que he decidido transmitirles a través de mis publicaciones en este blog. Sin duda a partir de allí me fui transformando en la mujer que soy hoy en día, una mujer que se dedica a disfrutar intensamente su vida sexual.



El propósito que he tenido al decidirme a publicar estas historias es narrarles de la forma más franca, más sincera, y con pasión, varias de las situaciones que he tenido que vivir en los últimos 8 años. Es importante que conozcan que lo aquí narrado no es una ficción sino que esta basado en hechos totalmente reales. Es posible que en algunos casos me he dejado llevar por mis fantasías sexuales mas íntimas, pero he procurado que en ningún caso eso pueda desvirtuar la verdad. Además es importante que sepan que he decidido contar todo sobre mi sin guardarme nada para que en realidad puedan conocer como soy.

En esta primera entrega les relataré las primeras experiencias que viví al comenzar a tener todo tipo de relaciones sexuales incluyendo entre otras relaciones anales, lésbicas y en grupo. Lo que les narraré constituye un testimonio directo y sincero de mis experiencias sexuales como producto de mi necesidad de vivir nuevas sensaciones. Todas la narraciones están escritas en primera persona utilizando el sexo como hilo conductor. Esta primera entrega constara de tres partes. Comenzare contándoles con un poco más de detalle como fue el comienzo,  cuando hace ocho años comencé a salir por primera vez con Alberto, quien era un compañero de trabajo, casado, de quien había estado enamorada desde que lo conocí.

Un día Alberto se me acercó y me invitó a salir, nunca pensé que eso llegara a pasar, no sabía que yo también le llamaba la atención o por lo menos eso me dio a entender luego de que salimos.Comenzar a salir con él fue abrirme a un mundo de experiencias jamás vividas por mi, nunca hubiera imaginado lo ardiente que él era. Yo, a pesar de haberme casado joven, y de haber tenido varias parejas, nunca me hubiera podido imaginar que un solo hombre podría proporcionarme tanto placer, él también me introdujo en un mundo que yo no conocía, un mundo sórdido, sin tabúes y sin limitaciones.

Voy a confesarles que antes de tener relaciones sexuales con Alberto, tenía muchas reservas sobre el sexo, porque no había estado antes con nadie igual a él. Luego de que comencé a compartir con él, los complejos, las pendejadas, los tabúes y las limitaciones en mi vida sexual fueron desapareciendo. Alberto es de esos tipos que para llegar a establecer una relación con él debes pasar por “múltiples pruebas sexuales”, que te propone sin tener ningún tipo de tapujos, el te dice directamente lo que quiere que hagas y si quieres continuar a su lado debes hacerlo, en otras palabras si quieres mantener la relación debes avanzar en su juego sexual. Por ello las puterías que hice, como verán, no tenían límites.
En una oportunidad me llamó por mi celular y me pidió vernos en un sitio particular en Caracas, me dirigí al lugar con un poco de miedo,me introduje por una reja y sentí aún más temor porque el lugar era bastante tenebroso. Había muchos árboles y maleza, por lo que sin duda se prestaba para hacer un sinfín de actos obscenos Luego de esperar un rato, se presentó Alberto, como el animal sediento de sexo fuerte que es, en ese momento empezamos a acariciarnos. Yo le pase la lengua bien mojada por el cuello, nos besamos y como siempre rápidamente logró excitarme haciéndome olvidar donde estábamos y sin pensarlo mucho le quité el pantalón que traía y al hacerlo me di cuenta que no tenía puesto sus bóxers, símbolo de que venía preparado para la acción. De pronto, tenía su falo metido en mi boca y estaba mamándoselo como a él le gusta, muy suave.




El me lo metió hasta lo más profundo que pudo dentro de mi boca, y yo disfrutaba intensamente la mamada, porque me encanta tener su pene completo dentro de mi boca. 


Cuando la verga de Luis estaba bien parada y lista para cogerme, me quito el vestido dejándome completamente desnuda, ya que me había prohibido usar ropa interior. Me volteó bruscamente, quería follarme el culo, pero yo nunca había experimentado sexo anal y mi hueco no estaba abierto, mi orificio trasero era en ese momento muy pequeño, por tanto yo sabía que si Alberto me cogía por el culo sin ningún tipo de lubricante me dolería muchísimo.



Alberto estaba muy excitado y tenía su falo completamente erecto y grueso pero no lograba penetrarme y yo por ser mi primera vez, y por el temor al dolor, no dilataba para nada mi hueco trasero, por lo contrario yo tenía mis músculos anales completamente contraídos.Tengan en cuenta que el ano es un esfínter que está preparado para dejar salir, no para permitir la entrada y por consiguiente hay que ir abriendose camino despacito para sentir placer, obviamente no excento de dolor. En ese momento sentimos unos ruidos y tuvimos que marcharnos. Así que, como era de esperarse, él se fue con la mayor de las rabias posibles, pero descubrió un lado que no conocía de mi. Yo era virgen de mi ano

En otra oportunidad, yo tenía muchas ganas de volver a sentir su falo en mi boca, ya que me fascinaba mamárselo, lo invité por mensaje a que me recogiera en mi casa y saliéramos un rato. Me vestí sumamente erótica usando la ropa que muestro en la foto. 



Este vestido además de ser muy corto, se transparentaba y al no estar usando ninguna ropa interior era muy fácil ver mis partes íntimas. Al rato de dar unas cuantas vueltas en su carro, las ganas de tener sexo pudieron más, que cualquier otra cosa. Alberto había detenido su carro y estábamos estacionados en una calle por donde había gente pasando, pero nuestros bajos instintos estaban a millón y empezamos a excitarnos, nos tocábamos, a él se le paró su pene enseguida, grueso y rico como siempre. Yo tenía muchas ganas de metérmelo en mi boca, mamárselo era mi primera prioridad y así procedí a hacerlo.

 
El me hizo bajar del carro y me arrinconó en plena vía, en unas rejas que estaban resguardando un edificio, me quitó el vestido dejándome completamente desnuda en medio de la calle. Comenzó a acariciarme con sus manos, con fuerza me clavó sus dedos en mi vagina, y comenzó a masturbarme en la calle, delante de la gente, no nos importaba, yo gemía intensamente.



 
Alberto sacaba sus dedos llenos de mis fluidos internos, los cuales chorreaban desde dentro de mi vagina, y me los pasaba por la cara, me metió sus dedos impregnados de mis fluidos en mi boca, para que se los chupara. Siguió metiéndomelos en mi coño y de allí a mi boca, yo estaba gozando ese momento como nunca. El me daba duro, no había dudas de que la situación era sumamente intensa y de pronto, sacó sus dedos de mi vagina y me los metió en el hueco del culo, debo confesar que lo sentí muy rico. Me metió 2 de sus grandes dedos en mi ano y empezó a dilatármelo, sin importarle en absoluto en donde estábamos. Yo estaba muy nerviosa porque estábamos completamente expuestos a la vista de la gente, pero eso no le importaba a él, estaba excitado y ávido de sexo. Alberto era y es un salvaje que no se detiene ante nada y por eso me gusta, me encanta, estaba y sigo estando loca por él, de pronto notamos que un grupo de personas se habían detenido a mirarnos, tuvimos que parar ya que podía aparecer la policía, me monté en el carro desnuda, molesta, excitada, y muy caliente. Yo quería que Alberto me cogiera, me vestí como pude en el carro. Cuando llegamos al edificio donde yo vivia, me bajé sin ni siquiera invitarlo a subir a mi apartamento, subí y fui directamente a darme una ducha, mientras lo hacía me masturbé como nunca, me ardía el clítoris de lo fuerte que me daba. Aún estaba sintiendo sus dedos dentro de mis huecos. 

Dos días después lo llamé y le pedí directamente que quería que viniera a cogerme esa noche, ya que lo deseaba mucho. Obviamente no se hizo rogar y llegó unos momentos después de enviarle el mensaje, apenas entró nos quitamos toda la ropa, quedandonos desnudos en la sala, luego me llevó al cuarto y yo me acosté en la cama. Alberto empezó a mamarme mi coño, él sabe hacerlo de una forma increíble. Una y otra vez su lengua me masturbaba, me chupaba el clítoris con fuerza haciéndome acabar varias veces seguidas. Saqué su cabeza de mi vagina y me dispuse a mamarle su miembro - "Suavecito" - Me decía, ya que estaba muy excitado, le encantaba como yo le mamaba su pene. Me lo metía una y otra vez, se lo lamía de arriba a abajo, escupiéndosela, metiéndolo hasta adentro de mi garganta, muy hondo, a Alberto le encanta que me la tragué todo. Estaba tan excitada que le dije que no podía más y que necesitaba que me cogiera, me abrí y se incorporó metiendo su pene en mi vagina, Alberto sabe cogerme como los dioses , bien fuerte, bien profundo y a un ritmo enloquecedor. 

De pronto me levantó llevándome hacia la punta de la cama, montó mis piernas sobre sus hombros y me cogió intensamente haciendome gritar como una loca. Luego saco su falo de mi vagina, el cual aún estaba muy erecto, me hizo voltear haciendome poner en cuatro patas como si fuese una perrita ansiosa de sexo, entonces untó sus dedos de lubricante y comenzó a dilatarme poco a poco el hueco de mi culo, dejandome ver muy claro que quería sodomizarme. Ese día supe que a Alberto le encantaba el sexo anal. Yo no tenía experiencia previa en realizar ese tipo de sexo por lo cual a pesar de todo lo que deseaba penetrarme por mi ano, fue muy cuidadoso. Antes de introducirme su pene, empezó por introducirme primero muy poco a poco uno de sus dedos untandome todo mi agujero trasero tanto por dentro como por fuera de lubricante, unoa vez que sintio que estaba toda la zona muy bien lubricada y que ya yo había aceptado que su dedo entrase y saliese de mi canal anal sin mayores protestas, me introdujo un segundo dedo, moviendo ambos dentro de mi ano muy suavemente pero con la lujuria que lo caracteriza. Luego sentí como un un tercer dedo se deslizaba en mi interior, en ese momento me dijo - "Ya te metí tres de mis dedosen tu ano, ¿Como te sientes?" -Le dije que bien y procedió a introducirme un cuaro dedo, a esta altura yo estaba ya lista para que me penetrara cn su verga y tener mi primera experiencia anal  y así se lo pedí. De pronto, sentí que retiraba sus dedos de mi interior y que colocaba la punta de su verga en la entrada de mi orificio trasero y comenzaba a presionar para que esta se abriera paso deslizandose a través de mi cavidad anal. Comenzó a sacarme y a meterme su verga, cada vez que me la introducía lo hacía un poco mas adentro. Debo confesar que al principio me dolía pero no tanto como yo había supuesto, ya que estaba un poco atemorizada ya que Alberto tiene un miembro bastante grueso. El siguio metiendomelo y sacandomelo con sus movimientos de cadera hasta que finalmente me introdujo su verga por completo en mi ano y en ese momento acelerí sus movimiento comenzando a follarme más fuertemente. El placer que yo estaba sintiendo no lo puedo describir, era una mezcla de dolor y gozo a la vez, yo quería tenerlo por completo muy adentro de mi por lo que me movía buscando metérmelo hasta el fondo de mi cavidad anal.

Muy pronto el desenfreno se apodero de ambos y comenzamos a follar muy intensamente, mis gritos se sucedian continuamente pidiéndole que no parara, mientras increiblemente comenzaba a sentir intensos orgarmos como producto de la follada a la que estaba siendo sometida por mi trasero. En un momento dado Alberto me pidió que me acostara en el piso y colocase mi culo muy parado, yo no me hice rogar ya que deseaba que me siguiera follando por mi ano, me puse en la posición que él deseaba y procedió a introducirme de nuevo su verga en mi hueco trasero. En esa posición sentía que su verga me llegaba más profundamente lo cual exarcerbaba mas aún mis deseos. Alberto por su parte me clavaba su pene una y otra vez de una forma muy lujuriosa y cada vez con mayor intensidad. El dolor que yo sentía era mayor, pero fue desapareciendo dando paso a unos orgamos intensísimos. 



Alberto continuaba metiéndome su pene hasta mis entrañas, abriéndome bien mi abertura anal, él estaba muy feliz de ver mi ano bien dilatado y me dio tan duro que terminó, echándome todo su chorro de semen caliente dentro de mis intestinos. El acto sexual fue salvaje y nos dejo sin aliento. Su rostro mostraba una increíble felicidad con una mezcla de morbosidad, mientras acababa dentro de mi culo, sintiéndose muy orgulloso de haber sido el primero en penetrar mi ano. Cuando Alberto se fue, me metí en el baño, me toqué el ano y me asombré de lo grande que estaba. Seguro que estaría adolorida por un par de días pero la experiencia había sido maravillosa. Fue la primera vez que me metí un grueso pene en el culo, ahora soy adicta al sexo anal y me encanta que me penetren por el ano.

Otra de las historias que les narraré me sucedió en un momento que estaba disgustada con Alberto. Conocí a una persona llamada Jorge, a quien mencionare varias veces más, ya que ha estado involucrado en varios de los sucesos que me han tocado vivir durante estos últimos 8 años. Salí varias veces con él y un día me propuso directamente que tuviéramos relaciones sexuales, lo que me dejó atónita ya que realmente nunca había pensado en él de esa forma, aunque debo confesar que me atraía mucho. De pronto en mi mente se volcaron increíblemente mil y un posibilidades de cómo sería tener sexo con él. Jorge es un hombre alto, de complexión robusta, labios carnosos, barba áspera, sus manos son grandes y contundentes, es atlético puesto que ha practicado deportes desde la adolescencia. No es un hombre necesariamente guapo, pero el resto de sus características físicas lo hacen sumamente atractivo, por lo menos desde mi punto de vista. Además de ser muy serio y trabajador, Tiene una empresa constructora y hace trabajos no solo en Venezuela sino también en otras partes del mundo. 

Me sentía muy sola desde que había peleado con Alberto y aunque no quería aceptarlo, la verdad era que necesitaba tener sexo, ya que Alberto me había acostumbrado a ello y mi cuerpo me lo estaba pidiendo, cosa que no me ocurría antes y menos con ese tipo de urgencia. Sin duda mi transformación se estaba iniciando. Sumida en mis pensamientos, escuché que Jorge me decía –“¿Entonces, por lo menos lo pensarás?, ¿Anda Vamos al cine mañana, paso por ti a las 6 p.m.?,¿Quieres?” - Entreabrí mis labios, lo miré y noté su penetrante mirada sobre mí, por un momento me perdí en esas facciones suyas que me atraían tanto. En un segundo recorrí con mi mirada su boca y su barbilla. Sonriendo le contesté - “Esta bien. Mañana nos vemos”., .


Me despedí y regresé a casa rápidamente, estacioné el auto, y subí a mi apartamento lo más rápido posible para llegar a mi habitación, y por fin estar sola, recostarme y fantasear con la idea de que al día siguiente tendría sexo con uno de los hombres más atractivos que conocía. Me sentía de cierta forma promiscua, ya que había estado muchas veces con Alberto, sin que ni siquiera fuéramos novios y ahora lo iba a hacer con Jorge, quien simplemente me había pedido que quería cogerme, no que quería iniciar un noviazgo conmigo, ni nada parecido, solo me dijo que quería sexo. Rápidamente deseche esos pensamientos. Me quité la ropa, quedando solo en tanga y sostén, en esa época aún usaba ropa interior cuando no salía con Alberto. Me metí a la cama, y decidí cerrar los ojos, y pensar en Jorge, en sus fuertes y gruesas manos tocándome por debajo de la ropa, recorriéndome los senos, el vientre, el sexo y empecé a tocarme lentamente imaginando que mis manos eran las suyas, que sus dedos se deslizaban entre mis piernas, haciendo a un lado mi tanga y penetrándomelentamente una y otra vez, sintiendo como me humedecía y me hacía suya. Comencé a masturbarme cada vez más intensamente hasta que llegué al orgasmo. Sentí mis dedos mojados, me los llevé a la boca llenándolos de saliva y me volví a acariciar cada vez más despacio hasta que alcancé una serie de nuevos e intensos orgasmos, luego me quedé dormida. Al día siguiente me arreglé discreta pero muy sexy. Tal como muestro en la foto incluida en esta página. Tacones, pantalón blanco entallado en mis caderas y un poco más amplio en las piernas, chaquetilla blanca sin blusa con un escote que dejaba a la vista el nacimiento de mis senos, sin sostén. Pensé en principio en usar mi tanga más llamativa y pequeña, pero finalmente no me puse nada. Dieron las 6 pm y Jorge llegó puntual a la cita. Me saludó con un beso en la mejilla. Nos dirigimos hacia el cine. Al llegar, elegimos una película, y esperamos unos diez minutos antes de poder entrar a la sala.






De pie en el pasillo hablamos de todo lo que se nos ocurrió en ese momento, pero Jorge no dejaba de mirarme, de sonreírme. A veces tocaba mi cara o mi cuello, con el pretexto de acomodar mi cabello, otras veces era yo quien me acercaba a él, lo seducía discretamente, para entonces Jorge ya se había dado cuenta de que tenía permiso de llegar conmigo a donde quisiera. Sabía que me gustaba, y varias veces me había hecho saber que también yo lo atraía demasiado. Pero no lo habíamos dicho con palabras. Finalmente entramos a la sala - “Donde te quieres sentar?” - Me preguntó - “Elige tú el lugar, tu decides”– Le respondí

Entonces se dirigió hasta la última fila. La sala no estaba llena ni en una octava parte, por lo que nuestra fila estaba desocupada. Solo como a unas 5 butacas en la fila siguiente había una pareja que muy seguramente estaría ocupada viendo la película o viviendo su propia aventura durante la función. Se apagaron las luces. Jorge entonces decidió abrazarme, de tal manera que pude quedar recostada sobre su hombro, con su brazo rodeando mi espalda y apoyando su mano en mi hombro. Mis manos quedaban libres sobre sus piernas ya que el descansa brazos que divide las butacas lo habíamos movido hacia arriba y no había nada que nos estorbara. Comenzó la función. Jorge me sostenía con un brazo y de pronto comenzó a juguetear con sus dedos en mi espalda, comenzó a recorrerla hacia arriba. Con un movimiento rápido deslizó su mano por dentro de mi chaqueta tocando la suave piel de mi pecho, luego comenzó a mover lentamente su mano sintiendo cada milímetro de mi cuerpo hasta que muy sutilmente rozó uno de mis senos. Cuando sentí la caricia, no pude evitar estremecerme, cerré mis ojos y apoyé mi rostro sobre su hombro. Mi respiración comenzó a agitarse. Me dediqué a sentir esos dedos gruesos tocándome, invadiendo mi intimidad. De pronto sentí su otra mano sobre mi cuello acariciándomelo. La caricia se tornó más intensa, y de pronto noté sus labios gruesos y cálidos en la sien, en la mejilla y finalmente de pronto sentí su boca sobre la mía, besándome apasionadamente. Me besaba, me lamía, me mordía, me apretaba con sus labios, no me dejaba mover. Una de sus manos me abrazaba y la otra sostenía mi cuello y esa sensación de poder sobre mí me excitaba cada vez más.

De pronto la mano que me sujetaba por el cuello bajó a mi escote, con un movimiento ágil me desabotonó los dos botones de mi chaqueta que me la mantenían cerrada y dejó mis senos completamente expuestos ya que no estaba usando sostén. Se apartó un poco hacia atrás y los miró. Comenzó a acariciármelos buscando mis pezones –“Me encantan tus pezones” - Me dijo, mientras los tomaba entre los dedos. Sin darme cuenta mi mano ya recorría su pierna. Tomó rápidamente mi mano y la puso encima de su miembro, y comencé a acariciarlo. Busqué la cremallera del pantalón, la bajé, deslicé mi mano y comencé a acariciarlo por dentro. Noté como se humedecía y su miembro crecía y se endurecía cada vez más. Volvió a besarme con más intensidad que antes, mientras su mano jugueteaba con mi pezón, y mi mano hacía lo propio con su pene. De pronto atrapó mi pezón entre sus dedos y comenzó a apretarmelo, poco a poco, cada vez mas fuerte hasta que logró arrancarme un gemido de dolor mezclado con placer - “Te gusta eso?”- Me preguntó -“Me gusta todo lo que me haces, hazme lo que tú quieras no te detengas por nada”– Le respondí. Yo estaba muy clara de que él simplemente podía hacerme lo que deseara, besarme, morderme, obligarme a hacer cualquier locura y yo simplemente hubiera accedido a hacerlo. No importaba dónde, no importaba cómo. Noté entre mis piernas mi propia humedad, a esas alturas estaba empapada y mi pantalón ya había recibido gran parte de mis fluidos vaginales. Jorge bajo su mano hasta mi pantalón, lo desabotonó, bajo el cierre, y metió su mano. Se sorprendió al notar que no estaba usando ropa interior, pero no me dijo nada, sacó entonces su mano mojada y me la metió en mi boca para que la probara.

“Vámonos de aquí, por favor”– Le dije.

Salimos del cine habiendo arreglado previamente nuestras ropas, y nos fuimos al carro de Jorge. La excitación de ambos era tal, que nos urgía estar en un lugar donde pudiéramos por fin hacerlo. En el estacionamiento no era posible ya que todavía había demasiados autos, así que decidimos dar vueltas por los alrededores hasta encontrar un lugar con poca luz donde estacionar y poder mudarnos a la parte trasera del auto. Durante el camino, Jorge volvió a tocarme por encima del pantalón - “Desabotónate el pantalón, quiero meter mi mano ahí debajo” – Me pidió. Yo le obedecí de inmediato. Abrí un poco mis piernas y me dejé manosear por él. Cerré mis ojos, y al mismo tiempo que él manejaba despacio por las calles, me penetraba con los dedos una y otra vez. Como estaba tan húmeda era muy fácil para él penetrarme con sus dedos.

Finalmente encontramos un lugar en una calle cerrada con poca luz, frente a una casa que estaba en remodelación. Nos movimos al asiento trasero, en un instante, y Jorge casi con desesperación me comenzó a besar en la boca, en el cuello, apartó mi chaqueta y me besaba y mordisqueaba mis hombros. Yo estaba excitadísima y no me importaba que alguien pudiera mirarnos. En un segundo me quité la chaqueta y Jorge me recostó sobre el asiento, me quitó el pantalón dejándome completamente desnuda. Con un movimiento casi violento me abrió las piernas y comenzó a hacerme sexo oral. Jorge me besaba y mordisqueaba el sexo muy intensamente, me abrió los labios vaginales con los dedos buscando mi clítoris, me lo chupó, me lo succionó y me lo mordisqueó suave y fuertemente alternadamente. Yo no podía hacer otra cosa que gemir de placer, de repente sentí cómo empezó a penetrarme con los dedos, primero dos, luego tres, luego intento meter toda la mano pero aparentemente no podía ya que sus manos son muy grandes. Sin embargo siguió insistiendo y tan solo el hecho de que intentara empujar su mano hacia dentro de mí, combinado con los mordiscos en toda mi vulva y la sensación de su áspera barba en mi sexo, me hizo alcanzar mi primer orgasmo de la noche.



Ahi estaba yo acostada, tocándome y apretándome los senos mientras mi amante disfrutaba de mi humedad y saboreaba una y otra vez mi vagina, mi clítoris, mis labios vaginales. Finalmente logro abrirse paso a través de mi vagina y me penetró con la totalidad de su mano provocándome otro inmediato orgasmo, mucho más intenso que el primero. 

Después Jorge se sentó en el asiento y yo me agaché, desabotoné su pantalón, se lo abrí y saqué su pene enorme y húmedo, y me lo metí en la boca. Empecé a succionarlo, a metérmelo completo muy dentro de mi garganta y luego sacarlo, al mismo tiempo que con mis manos acariciaba sus piernas y sus testículos. Él de alguna forma me acomodó para que quedara acostada en el asiento y volvió nuevamente a alcanzar mi vagina con sus anchos dedos, penetrándome una y otra vez. En ese momento la excitación que sentía era demasiada y de pronto sin más, deslizo su dedo índice hacia mi ano y el pulgar en mi vagina. Eso me arrancó un gemido enorme. Así penetrada, juntó por dentro los dedos y movía la mano en círculos, mientras yo seguía chupando y lamiendo su enorme miembro. Entonces alcancé nuevamente otro orgasmo que fue más intenso que el anterior. 

Despues de haber alcanzado mi tercer orgásmo. Me jaló hacia él para que me subiera sobre sus piernas y pudiera por fin penetrarme. Así que me senté de frente a él, rodeándolo con mis piernas, y comencé a cabalgarlo. Empecé a moverme rítmicamente lentamente, mientras Jorge besabaalternadamente mis senos, mis labios, mi cuello y yo hacía lo propio besándolo y acariciando sus fuertes brazos, su pecho, su marcada espalda. Aceleré cada vez más, hasta que mis movimientos se hicieron violentos y mis senos rebotaban frente a él. De pronto Jorge inclinó su cabeza hacia atrás y dejándose llevar tuvo un orgasmo largo e increíblemente placentero. Sentí como todo su semen caliente me llenó por dentro y cómo sus fluidos y los míos comenzaron a escurrir por fuera de mi vagina, entre mis piernas.  .




Después de esta primera vez, volví a tener sexo con Jorge otras muchas veces. 

Un día recibí una llamada de Alberto pidiéndome que volviéramos a salir juntos. Tanto insistió que no tardó mucho en convencerme y comencé a salir con ambos a la vez y con algunos otros amigos que me invitaban, terminando la mayoría de esas salidas en intensas sesiones de sexo. Como ven cada día me estaba transformando en la ninfómana que hoy soy.

En una de las salidas que tuve con Alberto, me dijo por teléfono que me vistiera muy provocativa, ya que esa sería mi primera noche de trabajo como prostituta. Yo le dije que estaba loco, que yo no iba a hacer eso. El solo me respondió - "Ya veremos". 

Sin embargo seguí las instrucciones que me había dado sobre la forma de vestirme. Esa noche como pueden ver en la foto usaba una mini falda negra extremadamente corta y baja que dejaba al descubierto toda la longitud de mis piernas. La tenía combinada con un top de color negro muy corto, anudado al frente, con un escote que resaltaba mis pechos, no usaba sostén y el top tenía unos mangas largas elaboradas en tejido de malla. Tenía que tener mucho cuidado porque según los movimientos que hiciese podía dejar completamente expuesta a la vista de todos mi vagina o mi culo ya que no estaba usando bragas. Tenía puestos unos zapatos de tacón de color negro, de unos diez centímetros de alto. .




Alberto me recogió al poco tiempo y me subí en su carro. Al rato me dijo – “Vas a pedir 1.500 Bs por hora como tarifa por tus servicios" - Yo le dije -"No sigas con eso por favor, tu sabes muy bien que yo no soy una puta y no me gusta este juego" - El solo se rió y me dijo - "Ya veremos, al menos estas vestida como si lo fueras y puedo asegurarte que en tu interior tu eres una mujer ninfómana, que no puedes vivir sin sexo. Lo mejor es que te dediques a la prostitución, porque así te pagarán por hacer lo que tanto te gusta " - Yo no respondí nada ya que en el fondo yo creía que él tenía en parte razón, pero yo seguía pensando que jamas sería capaz de tener sexo por dinero. Luego Alberto me dijo -"Vamos a ir al cine a ver una película de acción” - Al principio no entendí nada de lo que pasaba. Era muy obvio que no estaba vestida como para para ir al cine.Se lo dije, pero no me respondió absolutamente nada.

De camino al cine Alberto comenzó a pasarme sus dedos por mi pierna izquierda, muy suavemente, casi rozándome con la yema de sus dedos, no tardó en ponerme la carne de gallina y hacerme estremecer. Poco a poco me empezaba a calentar y mi coño se iba empezando a empapar de mis fluidos, estaba hambrienta de deseo, con ganas de devorar con satisfacción aquello que sabia me iba a llenar por completo, la gran verga de Alberto. La cual, él sabía usar a la perfección para saciar mi necesidad de sexo.

Continuo durante un largo rato con sus caricias, las cuales me estremecían y me hacían arder en deseos de que me follase, quería tenerlo para mí yá. Cada vez su mano se acercaba más y más a mi mojado y hambriento sexo hasta que me subió mi corta falda y comenzó a tocarme el coño –“Uuuuuuuhhhh” -Que agradable sensación, yo estaba esperando que esto ocurriese con verdaderas ganas, sus dedos tocaban todo mi húmedo y caliente coño, mis sensaciones se multiplicaban y mi temperatura aumentaba. De repente dejó de tocarme el coño, me bajó el hombro izquierdo de mi top, este se deslizó parándose justo a pocos centímetros del pezón izquierdo, quedando mi seno semidesnudo.

Repentinamente Jorge acercó el carro a la acera, se paró, bajó el cristal de la ventanilla de mi lado y preguntó a unos hombres jóvenes que se encontraban allí parados, por la ubicación del cine, cosa que al principio no entendí, ya que Alberto sabía perfectamente la dirección. 

Inmediatamente caí en cuenta que él, lo que estaba haciendo era exhibirme. Yo tenía mi pecho izquierdo casi al descubierto y mi falda subida a ras de mi coño dejando al descubierto mis muslos y mis partes íntimas. 

Los chicos se acercaron a la ventanilla y no pudieron evitar mostrar claramente su excitación al verme, sin duda les gusto lo que vieron porque no paraban de mirarme al tiempo que intentaban alargar la conversación todo lo que podían. Una vez que Alberto logró su propósito de excitarlos mostrándoles mi desnudez, cerró la ventanilla e inició la marcha dejándoles con la miel en los labios. El me dijo -”Como me gusta que te miren puta, estas tan buena, tan deseable. Te aseguro que esos carajos solo piensan ahora en como follarte, seguramente esta noche se mataran a pajas pensando en miles de maneras de como poseerte”. 

Continuamos nuestro camino y a los pocos minutos llegamos al centro comercial donde estaban ubicados los cines. Mientras hacíamos la cola para comprar las entradas podía sentir como me miraban tanto las mujeres como los hombres, como me desnudaban con la mirada. Me imaginaba los comentarios de las mujeres sobre lo vulgar y puta que yo debía ser para ir a un cine vestida de la manera como yo lo estaba.

Compramos las entradas y nos dirigimos a una de las salas, Alberto había escogido una película que ya llevaba tiempo en la cartelera, por lo que la sala no estaba muy llena. Nos dirigimos a la última fila de butacas la cual estaba vacía y nos sentamos supuestamente a disfrutar de la película. Alberto se sentó a mi izquierda, dejamos los reposabrazos sin bajar, para poder estar más libres. La butaca que tenia a mi derecha estaba vacía, hasta que se apagaron las luces, momento en el cual se sentó un chico que debería de rondar los 25 años 

Comenzó la película, hacía frío en la sala, mis pezones estaban tiesos debido al frío del ambiente, se podían apreciar a través de la tela de mi top. Poco a poco los dedos de Alberto empezaron a realizar su sutil trabajo, despacio y casi rozando mi piel se deslizaban por mi muslo izquierdo deleitándose con cada centímetro de mi piel. El roce me estremecía, era agradable, era un cosquilleo muy sensual. Como ya venía caliente del automovil no me costó nada volver a ponerme a tono, además de que lo estaba deseando. Sus dedos hábilmente desataron el nudo de mi top, el cual se abrió dejando mis pechos desnudos al descubierto. Comenzó a tocarme mis senos, tenía los pezones tiesos, estaba muy excitada. Pegué mi pierna izquierda junto a la suya, me gustaba sentir el calor que emanaba de su piel a través de sus pantalones. Su mano volvió a tocar mi brazo y después lentamente la fue subiendo hasta mi cuello, con sutiles movimientos comenzó a masajearme la nuca metiendo su mano bajo mi pelo, me encanta que me toquen la cabeza.

La verdad era que no le estaba poniendo ninguna atención a la película, ya que debido a las caricias de Alberto, yo estaba sumamente excitada y mi coño se iba humedeciendo cada vez más con mis propios fluidos. De repente, creí sentir que me tocaban mi muslo derecho, me pareció que me rozaban unos dedos suaves, pero pensé que había sido mi imaginación. Sin embargo en ese momento volví a notar como unos dedos rozaban mi muslo derecho. Me quedé sorprendida, sin saber muy bien qué hacer y debo confesar que a la vez excitada por la sensación de ser tocada por un completo desconocido. No sabía cómo actuar, ¿Debería decirle algo al caradura que me estaba tocando?, porque sin duda eso era lo que debía ser, ya que yo tenía a Alberto sentado a mi lado izquierdo y ese hombre, como si nada se atrevía a tocarme el muslo. Por otra parte yo pensaba que si Alberto se enteraba, se podría armar un escándalo, así que me parecía que yo tampoco podía decirle nada a Alberto. La película seguía, Alberto seguía acariciándome la nuca y el tipo este, al ver que yo no le decía nada, continuó tocándome, pero con bastante mas audacia, ya que esta vez comenzó con su mano a recorrer todo mi muslo. Evidentemente lo corto de mi falda le permitía al individuo tocarme sin problema. Ambos continuaron con sus caricias y yo no paraba de excitarme, opté por cerrar mis ojos y me entregué al placer que estaba recibiendo. En ese preciso instante por mi mente empezaron a pasar imágenes en las que veía como me follaban Alberto y aquel tipo, que la verdad sea dicha, sabía acariciar con bastante habilidad.

Alberto bajó de repente su mano de nuevo a mi muslo y esta vez subió su mano hasta tocar mi coño, el cual lo esperaba ansioso, lo rozó levemente y gemí de gusto. Al continuar Alberto profundizando sus caricias sobre mi clítoris y mis labios vaginales, comencé a estremecerme, me sentía muy a gusto abriéndome al placer, abandonándome a las caricias que estaba recibiendo. Sin embargo, Yo tenía que decidir rápidamente si debía comentarle a Alberto que un desconocido me estaba tocando mi muslo derecho, así que decidí sin pensarlo más decírselo – “No quiero que montes un escándalo, ¿Me lo prometes?”- “Sí, ¿Por qué?”- Me respondió. Yo le dije - “El tipo este que tengo a mi lado derecho me está tocando el muslo, no te he dicho nada porque no quería que se formase un problema” - “Lo sé, ¿Crees que no me he dado cuenta?” - Fue su respuesta y yo me quedé sin habla. No podía creer que Alberto estuviera consintiendo que un desconocido me estuviese tocando en el cine. A continuación me preguntó – “¿Te gusta?” - Añadiendo, sin ni siquiera dejarme responder – “Sé que te gusta que un desconocido te toque porque además has tardado un buen rato en decirme lo que pasaba, te he tocado el coño y lo tienes muy mojado, puta” –Yo sabía que él tenía toda la razón, yo tenía el coño empapado. Además de que sus palabras y su actitud me estaban poniendo aún más a millón” - “Entonces, ¿Qué quieres que haga?” - Pregunté. 

La  respuesta me dejó fuera de lugar, ya que me dijo - "Pega tu pierna derecha a la suya, igual que has hecho con la mía, abriéndote todo lo que puedas, yo te voy a seguir tocando tu coño y quiero que no te controles para nada, quiero que gimas, que disfrutes, que se dé cuenta de que estas receptiva" - Yo lo vi incrédulamente, pero estaba tan excitada que seguí sus órdenes, tenía mi pierna izquierda pegada a la pierna de Alberto y suavemente pegué mi pierna derecha a la de aquel desconocido. Alberto volvió a subir su mano por mi muslo hasta que llegó a mi sexo y comenzó a tocarme el coño. Ya no podía evitar gemir, traté de hacerlo de tal forma que solamente ellos lo escucharan y vaya si lo escucharon. 

De repente escuché que Alberto me decía -“Eso es, así, que caliente estas, tienes que conseguir que el tipo ese te toque el coño, vamos nena, sé que puedes hacerlo” - Yo pensaba que Alberto se había vuelto loco, sin embargo noté que Alberto dejó de tocarme el coño y sacó su mano de debajo de mi falda. Comencé a mover despacio mi pierna derecha, frotandola contra la del hombre, era muy evidente que le estaba invitando a participar en el juego sexual que Alberto tenía conmigo, el cual yo estaba segura él había notado. .

No tardó su respuesta y su mano fue directamente de mi muslo a mi coño. Sus dedos comenzaron a deslizarse por mi húmedo sexo, sin poder evitarlo comencé a contornearme llena de placer, me retorcía en mi butaca llena de gusto. Aquel individuo cogió mi mano derecha y me la colocó en su paquete, pude notar que estaba muy bien dotado, sin duda debía tener una verga grande. Noté que su pantalón estaba desabrochado por lo que sin pensarlo ni un segundo, introduje mi mano por dentro y para mi sorpresa, no llevaba ropa interior puesta. Directamente sentí el calor de su pene en mi mano y me di cuenta de que estaba depilado. Empecé a masajear su verga sin ningún tipo de recato de mi parte y con satisfacción vi como él se retorcía de gusto en su butaca.

No podía dejar a Alberto, como un mero espectador. Así que, le desabroché el pantalón, él tampoco llevaba ropa interior y siempre tiene su verga muy bien depilada, cogí su pene y empecé a acariciárselo con mi mano libre, sin que mi otra mano dejara de hacerlo con la verga del desconocido. Alberto me dijo - "Si este hombre quiere cogerte, recuerda que le vas a cobrar por anticipado la tarifa que te dije, como la puta que eres" - Yo en medio de mi excitación, le respondí - "Si, lo haré".

Alberto comenzó a acariciar mis senos con sus manos, mientras que aquel desconocido se daba gusto acariciando mi coño con sus dedos. 

“¿Quieres follar puta?” - Me preguntó directamente el desconocido – Yo me quedé sorprendida por unos minutos, pero reaccioné y le contesté - “Sí, tengo muchas ganas de sentir tu verga dentro de mi, pero me tienes que pagar ahora y no se como, le dije la tarifa que me había indicado Alberto” – El hombre sin inmutarse me respondió - “Pues te espero abajo en los baños de caballeros, aquí tienes tu dinero” – Dejó de tocarme el coño, suavemente apartó mi mano de su verga, se abrochó el pantalón, se levantó y salió de la sala.  .

“¿Quiere que follemos?" - Le dije a Alberto – “En los baños que hay abajo, y me ha pagado sin problema lo que me indicaste para una hora, aquí lo tienes” – “¿Y tú qué quieres hacer?” – Me dijo Alberto - “Follármelo, ya me ha pagado y evidentemente a ti no te importa, además me han puesto entre los dos muy excitada” - “Qué zorra eres, ya sabía yo, vete y enséñale lo que es una mujer, quiero que le muestres lo puta que eres y posiblemente te mande otros clientes”.

Yo estaba excitadísima, así que, con el consentimiento de Alberto y sin importarme para nada que por primera vez en mi vida estaba actuando como una puta, entregándome por dinero, abandoné la sala y bajé escaleras abajo hacia los baños de hombres. Así que, allí estaba yo, como una puta cualquiera abriendo la puerta de los baños de caballeros despacio donde sabía que estaba aquel hombre esperándome. Era demasiado tarde para dar marcha atrás, mi deseo podía más que yo. Me acerqué a él, tenía los ojos negros, pelo moreno, guapo de cara y cuerpo bien formado, sin duda debía de practicar algún deporte. Antes en la oscuridad de la sala no había podido verlo bien, además de que la verdad era que no me había atrevido a mirarle a la cara – El me dijo como recibimiento -“Por fin estas aquí, pensé que al final te arrepentirías y no serias capaz de venir” - Se desabrochó el pantalón dejándolo caer y pude ver su gigantesca verga, era gruesa y debía medir casi 25 cm de largo – “Vamos chúpame la verga, cométela entera” - Me puse en cuclillas con las piernas abiertas ofreciéndole una visión perfecta de mi coño depilado y aún tenía mi top desanudado, ya que solo me lo había agarrado con una de mis manos para bajar, por lo que al soltarlo le di una vista perfecta de mis tetas.

Sin duda le encantó lo que vió, por la cara que puso, yo sin perder más tiempo agarré su gran pene y comencé a besarlo con mis labios y a acariciar su glande con mi lengua suavemente. Así jugué un rato con su verga hasta que ya no pudo más, me cogió del pelo apretándome contra él, invitándome a comerle todo su miembro.

Yo con verdadero placer comencé a saborear aquel trozo de carne, mi boca se deslizaba por toda su falo, lubricándolo a placer. Mi lengua hambrienta se deslizaba por todo aquel miembro, desde la punta hasta el comienzo de sus testículos. Sin pensarlo dos veces le empecé a acariciar sus bolas también, suavemente me las metí en mi boca, debía de estar matándolo de placer, ya que el hombre no hacía sino gemir. Subí otra vez hasta la punta de su verga y deje caer mi saliva sobre ella, poco a poco mi saliva iba resbalando por toda su pene, esté estaba muy duro y lubricado, listo sin duda para penetrar mi sexo.

El hombre me levantó y me sentó sobre el lavamanos, me abrió de piernas, se puso en cuclillas y comenzó a comerme el coño con su lengua hambrienta de deseo. Recorrió cada milímetro de mi sexo explorando en busca de mi clítoris, cuanto yo más gemía, el acentuaba sus lamidas, me apretaba contra su boca ansioso de darme placer y su lengua hacia presión en mis puntos más excitables. Sin pensarlo cogí con mis manos su cabeza y le apreté contra mí, mientras comencé a venirme en un intensísimo orgasmo.Todo me excitaba, la situación, el lugar, saber que Alberto estaba arriba y saber que me estaba comportándome como una auténtica puta.

En una de las paredes había un espejo de cuerpo entero. Nos acercamos a él, estábamos de pies, apoyé mis manos en aquel espejo y él se colocó por detrás de mi, con su verga grande y dura. Separó mis piernas todo lo que pudo y puso sus manos en los talones de mis zapatos de tacón y comenzó a subir recorriendo con sus manos cada milímetro de mis piernas, hasta que llego a mi falda, la cual me subió hasta la cintura mientras su mano iba en busca de mi coño. Cuando su mano encontró comenzó a frotármelo de una manera fabulosa, sin duda el hombre me acariciaba con muchísimo deseo.

Siguió frotándome, matándome de placer, yo deseaba que me metiera su gigantesco pene, quería sentirlo, pero él primero me introdujo dos de sus dedos dentro de mi mojado coño. Empezó a moverlos dentro y fuera, mi excitación aumentó, sentía que estaba al máximo. Cogió mis brazos y me los puso detrás de sus muslos, tenía mi espalda sudorosa pegada a su cuerpo. En el espejo pude ver nuestras caras llenas de placer, estábamos de pie y lo que se reflejaba era una imagen muy erótica.

Siguió frotándome, además de meterme y sacarme sus dedos de mi coño. Con su mano izquierda siguió subiendo hasta mi nuca, metiendo su mano por detrás de mi cabello, parecía que no fuera un desconocido sino una persona que me conocía hace mucho tiempo, ya que me estaba haciendo todo lo que me gustaba. Me masajeó la nuca y bajó nuevamente su mano hasta mi top, el cual me quitó por completo lanzándolo al piso, dejando mis pechos completamente descubiertos - “Qué buena estas”, me decía excitadísimo. Mírate en el espejo” - Me gustaba lo que veía, dejé de agarrar el muslo de su pierna derecha para agarrarle su verga y darle el mismo placer que él me estaba dando a mí.

Estuvimos un buen rato así, masturbándonos, me tenía a su merced y él lo sabía, sentía que de nuevo iba a tener otro orgasmo -“Si sigues así me voy a correr otra vez”- Le dije cachonda perdida – “Pues entonces es hora de follarte, puta y lo voy a hacer sin protección ninguna para que sientas como mi verga se abre paso dentro de ti” - "Si, hazlo como quieras"- Le respondí. Me cogió las manos y volvió a colocármelas en la parte medio alta de aquel espejo, me inclinó hacia delante, se acercó bien, colocó su verga a la entrada de mi coño y lentamente empezó a introducirla en mi interior – “Aaaaaaaaaaaaaaaaaahh, qué gusto, qué coño tienes puta, sientes como entra, sientes como me abro camino a través de tus entrañas” – “Uuuuuuuhhhh, que ganas tenia que me follases con esa enorme verga, siento como si me partes en dos, la siento tan grande y tan caliente” - Cuando me la metió toda por completo fue cuando empezó a moverse. En ese momento fue que empezó a follarme de verdad, me cogía de las caderas y me la metía y me la sacaba de una manera pasional. De repente escupió en el espejo, su saliva empezó a deslizarse por el cristal, me agarró del pelo y acercó mi cara al espejo para que lo limpiase con mi lengua. Nunca había hecho algo así pero estaba muy excitada y él lo sabía, así que, lo lamí con mi lengua - “Eso es puta” - Me decía mientras notaba como sus embestidas eran más y más fuertes, venga otra vez”, volvió a escupir en el espejo y yo volví a recoger su saliva con mi lengua. Todo esto me excitaba más y más y no pude evitar venirme de nuevo - “Uuuuuuuuuuuuuuhhhh, uuuuuuuuuuhhhh, Me has hecho correrme de nuevo” – “Pues a mí me queda mucho más. Espera puta, chúpame mi falo otra vez, pero esta vez ponte de rodilla". Saco su verga de dentro de mí coño, me di la vuelta y me puse de rodillas y comencé a comerme su enorme pene lleno de fluidos y que bombeaba liquido pre seminal que se derramaba en mi boca, notaba como si su verga tenia vida propia y sentía como estaba a punto de explotar.

Estoy a punto de venirme y quiero hacerlo dentro de tu coño pero solamente quiero que tengas puesto esos increíbles zapatos de tacón, tenemos el tiempo justo, si nos damos prisa nadie nos vera, ¿Qué me dices?” - El riesgo de que alguien entrase era patente, una cosa era follar con más o menos la ropa puesta y otra bien diferente era estar desnuda en el baño de hombres -"No creo que haya mucha diferencia” – Le dije - “Si, si la habrá, quiero que me complazcas. Anda quítate la falda” - No sé porque, pero accedí a su petición, así que me quité la falda y se la entregué, el la cogió, recogió mi top del suelo y para mi sorpresa abrió la puerta del baño y tiró mi ropa al fondo del pasillo de los servicios. Ahora me tenía totalmente desnuda solamente con los zapatos de tacón negros puestos - “Muy bien ahora volvamos a colocarnos como antes” - "Por que hiciste eso " - Pregunté - "Quiero que quien entre aquí, te encuentre desnuda y sepa que eres una puta" - Sin decir más volvió a colocarme de pie junto al espejo, él se colocó detrás de mí, me inclinó, nuevamente y me metió su verga, la cual movía fuertemente dentro de mí - “Así, eso es, ojala entrase alguien y te viera así, que preciosidad, que gustazo” - “Te gustaría eso, me estas poniendo a millón, ¿De dónde has salido?” - “Te llevo siguiendo desde que se pararon a preguntarnos a mi y a mis amigos por la dirección del cine, ¿Te gusta andar mostrándote a la gente, puta?” - Me quedé sin habla y mi excitación subió al máximo, notaba un calor que invadía mi ser, estaba a punto de venirme de nuevo en otro increíble orgasmo. Le dije casi gritando - “Vamos, córrete, yo estoy a punto de venirme otra vez”. 

En ese momento escuchamos pasos acercarse a la puerta del aseo, cada vez se escuchaban más y más cerca, nuestra excitación aumentaba, ya no podía más, ni él tampoco, estábamos a punto de venirnos – “.Eso es, muévete puta, están a punto de verte desnuda follando como lo que eres, una condenada puta” - Cuando quién fuese estaba a punto de abrir la puerta, se escuchó como sonaba un móvil y como se inició una conversación a escasos centímetros de la puerta de entrada. Ya no pudimos contenernos más, debido a la excitación y al morbo de la situación, explotamos los dos en un orgasmo que nos hizo corrernos de gusto, llenos de placer, él me vació todo su semen dentro de mi coño, se descargó a gusto. Sacó su verga de dentro de mí. El salió y yo me metí desnuda en uno de uno de los excusados, nada más entrar intenté cerrar la puerta, dándome cuenta que estaba rota, le faltaba el pasador, por lo que me senté en cuclillas en la poceta, aguanté la puerta con la mano como mejor pude, cuando sin esperarlo la puerta se abrió y apareció un hombre moreno frente a mi. Yo me asusté al verle allí de pie con una mano sobre la puerta, y con la otra sujetando un tremendo y erecto miembro, evidentemente su intención era vaciar su vejiga. Les juro, que no sé qué me pasó pero me quedé como hipnotizada, mirando ese monstruoso pene.
El hombre me preguntó que estaba haciendo allí, más que asombrado se encontraba furioso, ignoro porque, pues había más servicios libres. Cuando quise responderle, apenas me salió palabra alguna con sentido, que pudiera explicar mi presencia allí, además lo peor de todo era la cara de boba con que miraba aquel trozo de carne que tenía el hombre en la mano. Cuando por fin reaccioné, me dispuse a ponerme de pie, recuerdo el susto que me pegué del sonido que hizo la tapa de la poceta al caer, que me hizo mirar hacia atrás. Cuando gire mi vista de nuevo hacia delante, me encontré a este hombre casi pegado a mí, había aprovechado para entrar en el aseo al tiempo que alzando su brazo hacia mí, me dio tal empujón que me hizo caer sobre la taza de la poceta, sentí algo de dolor por la dureza de esta, aparte de notar lo fría que estaba. El hombre cerró la puerta tras de sí, colocó un objeto como pasador, dejando la puerta bien cerrada. Cuando por fin pude reaccionar, evidentemente era tarde, pues este se echó sobre mí, intenté rehuir su acción pero de nuevo me dio un empujón que casi hizo chocar mi cuerpo contra la cisterna. Sin poder recuperarme, sentí que sus labios pretendían besar los míos, encontrándose con mi negativa a dárselos. Al mismo tiempo noté como con violencia introducía su mano entre mis piernas.Traté de pensar con rapidez, le dije que mi novio me esperaba afuera y le pedí que me dejara en paz, pero no se lo creyó, ya que su reacción fue soltar una carcajada. Sentí como varios de sus dedos presionaban mi vagina, y uno de ellos se introducía dentro de mi orificio vaginal. En ese momento dejé escapar un grito ahogado, aunque más diría yo que se trató de un gemido de gusto. El hombre comenzó a besarme sentía sus labios, recorriendo desde mi cuello hasta mis hombros. Luego bajó su rostro hasta mis senos, comenzó a chupar mis pechos, a lamer mi piel y a mordisquear mis pezones hasta dejármelos tan duros como piedras. 

Yo no me quedaba quieta, pero él ignoraba mis golpes, los cuales no le hacían nada, golpeaba su cuerpo una y otra vez, quizás no con la violencia debida ya que la verdad era que comencé a disfrutar lo que sucedía, pues notaba como mi vagina se había humedecido de nuevo y había alcanzado ya un orgasmo a pesar de la vejación a la que me sentía sometida. 

A pesar de todo yo continuaba luchando por evitar este acoso. En un momento de la refriega me hizo sentar en la poceta, colocó una de sus manos sobre mi cabeza, tirando de mí hacia su miembro. El cual aún permanecía fuera de su pantalón, totalmente erecto. Este era muy grueso y largo, le pegue un par de puñetazos en su estómago, devolviéndomelos este en forma de bofetadas a modo de que me estuviera quieta. El hombre agarró su miembro por la base con la mano, lo dirigió hacia mi rostro, me abofeteó un par de veces con el mismo y luego empezó a restregármelo, tanto por la cara como por los labios, comenzó a presionar sobre ellos, hasta que logró introducirme poco a poco su enorme glande en mi boca. Mientras en forma amenazante me comentaba que ni pensara en mordérselo, mientras levantaba una de sus manos en alto.
Abrí mi boca todo lo que pude, e incluso un pellizco suyo en mi pezón me hizo abrirla aún mas, lo que aprovechó para introducirme de golpe su verga hasta lo más adentro que pudo. No les voy a negar que me gustó, sobre todo a estas alturas ustedes me conocen bastante bien. Llevé una de mis manos a mi pubis y comenzé a frotarme mi sexi, dándome placer por lo que no me fue muy difícil alcanzar un segundo orgasmo, mientras le chupaba su miembro con avidez. El hombre notó como yo había dejado de pelear y por el contrario ahora estaba colaborando. 

Con una de mis manos le tenía sujeto sus genitales y se los masajeaba al tiempo que me sacaba su verga de la boca, no sólo por tomar aire sino para recorrer con mis labios todo su tallo, y con la punta de la lengua lamer sus venas. El hombre no tardó en venirse en mi boca. Era tal la cantidad de semen, que no solo me manché la cara, sino el cuello y hasta me caía por mis pechos. Sin darme tiempo para reponerme, o por lo menos coger aire, el hombre me sujetó por una de mis muñecas con fuerza hasta que me hizo girarme. Quedé de espalda a él, al sentir sus manos en mis nalgas, comprendí que pensaba sodomizarme. 

En efecto dirigió su miembro hacia mi entrada anal, este no había perdido ni tan siquiera un milímetro de su erección, no se le notaba para nada que ya se había venido. Comenzó a presionar sobre mi ano y luego de un sólo golpe seco me introdujo su verga, no pude evitar soltar un grito de dolor. El comenzó una serie de penetraciones violentas, los golpes de su pelvis contra mis nalgas eran salvajes, haciéndome alcanzar varios orgasmos seguidos. Entretanto sentía con cierto dolor, como una de sus manos se entretenía amasando mis pechos, pero lo hacia tan fuerte que me los tenia ya enrojecido, mientras que con su otra mano me tenia bien sujeta por la cintura, marcando el compás de la cogida. No se que tiempo se llevó penetrándome, pero escuche entrar y salir a varias personas al baño, los cuales al oir mis gritos de placer se dirigían en carcajadas hacia los desconocidos folladores diciéndonos cualquier tipo de groserías para animar al hombre, el cual puedo asegurarles no lo necesitaba ya que no paraba de follarme con mucha dureza. 

Estaba bastante cansada, sentía mis piernas desfallecer agotadas por el cansancio, pero el hombre no se detenía y no dejaba de comentarme - “Que tenia un cuerpo hermoso, unos pechos enormes y un culo demasiado tentador”. Me sacaba su verga con rapidez, para volverla a meter con violencia, pero ya no me dolía tanto, de lo dilatada que estaba, su monstruosa verga me entraba con tal facilidad que solo sentía placer. De repente noté por la rapidez de sus embestidas y por lo hinchado de miembro, que de un momento a otro se vendría. Tal cual, sin previo aviso me sacó su verga con rapidez, y sentí como unos chorros de semen chocaban contra mis glúteos, y como este con uno de sus dedos me metía esa crema viscosa en mis dos agujeros. 

Se fue incorporando al tiempo que arreglaba sus ropas, mientras me comentaba que yo hiciera lo mismo, pues no me aconsejaba quedarme allí, después de lo que habíamos hecho. Lamentablemente yo no tenía mi ropa a mano. Cuando el hombre trató de salir del baño se encontró de frente con Alberto quien lo agarró por el cuello y lo obligó a pagar el doble de mi tarifa por la forma como me había tratado. Alberto me entregó mi ropa, me lavé lo mejor que pude y me vestí rápidamente y me dispuse a salir con él por la puerta, la cual abrí con un poco de vergüenza y nos marchamos. 

Nos montamos en el carro y apenas salimos del estacionamiento del centro comercial, Alberto me pidió que me bajara del carro y me parara en una esquina para trabajar como puta callejera. Yo quise negarme, pero me convenció de que lo hiciera. Yo les he contado lo persuasivo y terco que es. No pasaron ni 2 minutos cuando un carro se acercó y reconocí a otros dos de los muchachos a los que le habíamos preguntado por la dirección del cine. Estos me preguntaron directamente cuanto tenían que pagar por mis servicios, con mucha vergüenza les di mi tarifa, sintiéndome más puta que nunca. Ellos rápidamente accedieron entregándome el dinero por adelantado. No me quedó otra que subirme a su carro y nos marchamos de allí. Me dijeron que se llamaban Víctor y Marcos. Víctor conducía, Marcos se sentó a su lado y yo me senté en la parte posterior del vehículo ya que me encontraba aún algo aturdida por todo lo sucedido en el baño de hombres del cine. Nos dirigimos a las afueras de la ciudad por la autopista de la Trinidad y aproveché el trayecto para cerrar los ojos e intentar tranquilizarme. Transcurridos unos minutos noté como el coche entraba en un camino sin asfaltar, al mirar por la ventanilla observé que nos encontrábamos en un descampado sin iluminación. Yo me encontraba algo nerviosa sobre todo después de mi última experiencia en el baño de hombres del cine. 

Víctor y Marcos se pasaron a la parte trasera del carro y se sentaron cada uno a un lado dejándome en el medio. Víctor comenzó a besarme por el cuello y a acariciarme suavemente por encima de la ropa. Marcos no tardó en aprovechar la oscuridad de aquel solitario lugar para colocar su mano sobre mí muslo, iniciando una lenta y suave caricia hacia arriba mientras Víctor me separaba suavemente la otra pierna haciéndome lo mismo. Cerré mis ojos mientras me dejaba acariciar por aquel par de chicos. Cuando quise darme cuenta ya me habían desnudado por completo. Víctor me decía al oído – “Tú lo único que quieres ahora es que te den una buena cogida, ¿verdad?” - Durante unos segundos dudé, y luego cerrando los ojos asentí con la cabeza e instintivamente mis manos fueron resbalando sobre los muslos de aquellos jóvenes, y una vez allí no tardé en encontrar unos enormes y alargados bultos que palpitaban bajo cada uno de sus pantalones. No podía creerme lo que estaba haciendo, me encontraba desnuda en la parte posterior de un coche dejándome acariciar por 2 hombres que habían pagado por mis servicios como puta y yo lo único que sentía era el deseo de ver y acariciar las vergas de aquellos dos jóvenes a los que ni conocía. 

Sin perder un instante más, le bajé la cremallera a uno, luego desabroché los botones del tejano al otro y me apresuré en sacar y ver cómo eran en realidad aquellas dos vergas que tenia a mí entera disposición. Víctor la tenía muy gorda y carnosa, aunque algo flácida todavía, mientras que Marcos la tenía más larga, dura y muy mojada ambas buenísimas y con unos grandes testículos en la base. Mientras tanto, Marcos dijo – “Que buena que estás, puta” – “Ustedes tampoco están nada mal”- Dije mientras alternaba las miradas a cada uno de los miembros de aquellos muchachos y debía contenerme para no apretar en exceso aquellas dos vergas mojadas que resbalaban de mis manos – “Y que par de tetas” - Dijo el otro mientras contemplaba el espectáculo – “Esta noche te vamos a dar ración doble de verga, no te merece menos”. 

Marcos me separó las piernas y con gran maestría comenzó a acariciarme mí clítoris, sólo pude abrir la boca para decirles – “Me están matando de gusto, me tienen muy mojada, necesito que me follen lo más duro que puedan de una vez” Mientras uno de ellos me sobaba y chupaba los pezones, el otro me metió la mano en mi coño. Yo tenía un falo en cada mano. Debido a las caricias que me estaban dando me corrí por primera vez sin poderlo evitar, retorciéndome de gusto..
 

Me encontraba muy excitada y no podía parar. Me giré entonces hacia Víctor, vi su gorda y mojada polla en una de mis manos y sin pensármelo dos veces me la lleve a la boca y comencé a engullirla con auténtico desenfreno, me apetecía lamerla, chuparla a fondo, no sé si era por el morbo de tener una verga tan enorme a mí disposición, o por el hecho de encontrarme en aquel lugar, dejándome meter mano por aquellos dos jóvenes, el caso es que acabe entregándome desenfrenadamente al sexo. Mientras mamaba la verga de Víctor, me inclinéofreciéndole claramente mi coño a Marcos, éste no tardó en darme lo que tanto necesitaba, puso su pene a la entrada de mi mojado coño y empujando me lo metió hasta el fondo, provocando que yo lanzase un quejido de placer, después comenzó a follarme suavemente, luego aceleró, metiéndolo y sacándolo por completo, acompañando al ritmo de la mamada que yo le estaba propinando a Víctor. Al rato Víctor descargó toda su leche dentro de mí, fue como una explosión que acabó por llenarme toda la boca y mientras yo me apresuraba en sorber y tragar todo aquello, Marcos comenzó a bombear, acelerando y profundizando aquel mete y saca tan bueno que me estaba dando. Y así, con la verga de Marcos entrando y saliendo de mi coño y con el pene de Víctoren mí boca, nos corrimos los tres. 

Me incorporé tras unos instantes después de relamer y limpiar la verga a Víctor y entonces Marcos me dijo – “Chúpame ahora a mí la verga, ¿Te apetece?” Sin contestar y cegada por mi calentura la agarré con una mano y comencé a mamársela y a chuparla y ésta no tardómucho en reaccionar, volviendo a ponerse dura y con una erección enorme, teniendo que dejar tres o cuatro dedos de verga fuera de mi boca, ya que casi me daban arcadas al intentar tragármela entera. 

Mientras Víctor colocó su pene en la entrada de mí culo y comenzó a presionar. – “Me duele, te lo ruego, ten cuidado por lo que más quieras, me duele” – “¿Qué pasa? ¿Qué no estás acostumbrada a que te la metan por aquí? o ¿Es que ésta verga es más gorda que con las que te follan?” – No podía contestarles que era que estaba irritada por la cogida que me habían dado antes, así que callé – “Pues ésta noche te la voy a meter por ése culito de zorra que tienes, verás como te gusta”.. 

Así, sin hacer caso a mis protestas y agarrándome por la cintura, comenzó a presionar, primero con un golpe seco metió el glande en mis entrañas. El dolor era terrible y después me dio tres o cuatro empujones más, por lo que supuse que tenía toda su verga dentro de mí, confirmándomelo el golpeteo de sus huevos sobre mis nalgas. Así, con toda su verga dentro, comenzó a cogerme lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Me di cuenta que el dolor estaba cediendo al placer, gemí, suspiré y grité alguna que otra palabra grosera y sucia. Quién me iba a decir a mí que aquella noche iba a acabar siendo la puta de dos jóvenes, pero estaba sintiendo mucho placer con todo aquello y ahora era yo misma quien se movía para sentir más y más, me comportaba como una mismísima perra caliente. Mientras Marcos, me agarró por la nuca y me dirigió mi boca de nuevo hasta su verga – “Calla y chúpamela” –  Así estuvimos follando durante un largo rato hasta que nos corrimos de nuevo los tres, descargando uno toda su leche en mí culo y el otro en mi boca, y así, tras lamer y saborear todo aquello, con mí culo inundado y el coño chorreando, me incorporé y les limpie sus vergas con mí boca a los dos.


En ese momento nos percatamos que una patrulla de policía había entrado al descampado,  la patrulla encendió sus luces y un oficial se acercó al vehículo donde estábamos los tres. Al ver que estábamos desnudos llamó a su compañero y nos indicó que nos bajásemos del carro. Nos pidió los documentos, yo me di cuenta que cuando me bajé del carro de Alberto había dejado mi cartera allí. El policía nos dijo que tendría que llevarnos detenida por faltar a la moral en un sitio público,  y en mi caso por ejercer la prostitución y estar indocumentada. El policía sin embargo se acercó a mí y me dijo viéndome morbosamente mientras acariciaba mis nalgas que  había una manera de llegar a un acuerdo.  Me dijo esbozando una sonrisa burlona que ellos eran 5 y que si yo estaba dispuesta a tener sexo con todos, ellos podían estar dispuestos a dejarnos ir. Yo no tenía alternativa y le dije que si. El me llevó hasta la patrulla, me hizo meterme en la parte trasera de la misma donde estaba un tercer policía y en un momento regresó hasta  el carro de los muchachos, los hizo que se vistieran  y se puso a manejar el mismo, mientras el segundo policía manejaba la patrulla y nos dirigimos aún más adentro del escampado donde nos encontrábamos, hacia una la parte más sola y más oscura. Mientras íbamos hacia allí el policía llamó por radio a otra patrulla y les indicó hacia donde nos dirigíamos diciéndoles que tenían algo muy especial para que se divirtieran. Cuando se detuvieron me bajaron y me llevaron a la parte posterior de la patrulla. Yo estaba completamente desnuda solo con los zapatos de tacón alto. Los policías en forma burlona me pidieron que  les modelara y posara en varias posiciones eróticas mientras llegaban sus compañeros.  A lo cual accedí sin problemas, comenzaron a tomar fotos con sus teléfonos mientras comentaban lo buena que yo estaba y lo que iban a disfrutar conmigo. Al rato oímos que se acercaba la otra patrulla. En ese momento uno de ellos se bajó el cierre y me ordenó mamarle su verga yo me hinqué y se la empecé a besar, luego a lamer y después a mamar golosamente, los demás se fueron acercando  uno a uno, se las fui mamando una y otra vez.

Para ese momento ya no tenía ningún temor y por lo contrario estaba vuelta loca de placer después me subieron a la batea de la patrulla que acababa de llegar y entendí porque los habían llamado. Al estar arriba me acostaron sobre un colchón que colocaron sobre la batea y me empezaron a penetrar. Yo nunca había tenido sexo en grupo y ciertamente me pareció que era riquísimo sentir todos mis agujeros llenos de vergas. Unos me la metían  por mi coño, otros por mi agujero de atrás y otros por mi boca, mientras me decían todo tipo de palabras obscenas. Cuando se cansaron todos los 5 hombres de follarme por todos mis agujeros, mientras se reponían, me esposaron a la batea, mientras  uno de ellos me metió su rolo de madera en mi coño, me lo fue metiendo según el para ver qué tan profunda era mi vagina y hasta yo me sorprendí de todo lo que mi vagina podía recibir, pues casi me entró todo. Lo que si me lastimo mucho fue cuando me lo metieron por atrás, ya que tenía mi ano muy irritado y nunca me habían metido un objeto tan grande en mi culo,  pero a pesar del dolor me volví loca de placer mientras ellos se reían de mi diciéndome que cada vez que me sentara me iba a acordar de ellos. 

Luego comenzaron de nuevo a follarme y  por más de dos horas más me estuvieron cogiendo y sodomizando. No sé cuántas veces se vinieron adentro y afuera de mi. Una de las cosas que  más me excito fue cuando uno de ellos, a quien le estaba mamando su enorme verga, me jalo del cabello metiéndomela toda en la boca y luego la sacaba, haciéndome que en un momento dado  le chupara los testículos, los cuales me metió en la boca, luego otra vez me metió toda su verga en la boca y se vino adentro de ella llenándome de leche hasta la garganta, casi me ahogo.  

La verdad lo disfrute mucho ya que se cansaron de hacerme todo lo que quisieron, me subieron desnuda de nuevo  al carro de los muchachos y me pidieron todos mis datos incluyendo la dirección de mi casa. Me dijeron que por las próximas 6 semanas al menos todos los jueves pasarían por mí y que esas noches seria su puta y la de sus amigos. Que no fuera a decir nada porque ya sabían donde vivía y tomarían represalias. Cuando los policias se marcharon me puse la ropa como pude y nos marchamos, dejándome donde me habían recogido.
Mientras estuve alli parada se detuvieron varios vehículos tratando de contratar mis servicios como prostituta, Yo ya no sabía que hacer, pero finalmente  llegó Alberto, le entregué el dinero, me preguntó si me había ido con mas clientes, lo mire con rabia y le conté por lo que había tenido que pasar. El me dijo que lo arreglaría con unos amigos de la policia para que me dejaran tranquila y nos dirigimos de regreso a mi casa. Al llegar me fui a acostar pero antes de dormirme pensé en lo bajo que había caído hoy, no podía creer que hubiese aceptado trabajar como una puta callejera, había follado con 4 extraños por dinero, me había entregado a 5 policías, no había usado protección en ningún caso y lo peor de todo era que lo que hice, me llevó a unos increíbles niveles de excitación, tenía que aceptar que lo había disfrutado y que no sabía si quería que Alberto solucionase tan rapido lo de los policias y que por el contrario estos me viniesen a buscar el siguiente jueves . En otras palabras estaba convencida de que Alberto tenía toda la razón, yo era y soy una puta.

3 comentarios:

  1. WOWW amor en serio me impresionas eres la putita perfectaaa como desearia encontrarte para hacerte todas las poses que aqui figura, eres Scort verdad de Venezuela no? mmm yaaa ok.... por cierto te sigo en Twitter y tu a mi, siempre hago RTs a tus fotos eres perfecta amor, wowww que delicia de mujer pronto te seguire escribiendo ok...bye

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  2. Hola sra Gloria, realmente muy interesante la narración de tus primeras experiencias; voy a preguntar ¿recuerda en que mes y año fue lo del cine y los policias?

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  3. Hola Gloria, estoy en la posicion de Alberto pero mi Gloria es casada ( muy infeliz) y tengo un tiempo que ella esta sitiendose culpable y no quiere seguir... algun consejo para reconquistarla?

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