Como
les conté en "Así soy Yo", ocho años atrás yo era una mujer que solo
se preocupaba de su trabajo y de sus estudios. Había hecho algunos trabajos de
modelaje pero no me pasaba por la cabeza ofrecer mis servicios como acompañante
profesional. Yo había tenido relaciones
sexuales desde los 16 años, pero
fue justamente hace 8 años que se comenzó a producir un cambio completo dentro
de mi, ya que comencé a tener conciencia de lo que realmente significaba el
sexo para mi. Lo cual se fue afianzando en la medida que tuve que vivir todos
los sucesos que he decidido transmitirles a través de mis publicaciones en este
blog. Sin duda a partir de allí me fui transformando en la mujer que soy hoy en
día, una mujer que se dedica a disfrutar intensamente su vida sexual.
El propósito que he tenido al decidirme a publicar estas historias es
narrarles de la forma más franca, más sincera, y con pasión, varias de las
situaciones que he tenido que vivir en los últimos 8 años. Es importante que
conozcan que lo aquí narrado no es una ficción sino que esta basado en hechos
totalmente reales. Es posible que en algunos casos me he dejado llevar por mis
fantasías sexuales mas íntimas, pero he procurado que en ningún caso eso pueda
desvirtuar la verdad. Además es importante que sepan que he decidido contar
todo sobre mi sin guardarme nada para que en realidad puedan conocer como soy.
En esta primera entrega les relataré las primeras experiencias que viví
al comenzar a tener todo tipo de relaciones sexuales incluyendo entre otras
relaciones anales, lésbicas y en grupo. Lo que les narraré constituye un
testimonio directo y sincero de mis experiencias sexuales como producto de mi
necesidad de vivir nuevas sensaciones. Todas la narraciones están escritas en
primera persona utilizando el sexo como hilo conductor. Esta primera entrega
constara de tres partes. Comenzare contándoles con un poco más de detalle como
fue el comienzo, cuando hace ocho años
comencé a salir por primera vez con Alberto, quien era un compañero de trabajo,
casado, de quien había estado enamorada desde que lo conocí.
Un
día Alberto se me acercó y me invitó a salir, nunca pensé que eso llegara a
pasar, no sabía que yo también le llamaba la atención o por lo menos eso me dio
a entender luego de que salimos.Comenzar a salir con él fue abrirme a un mundo
de experiencias jamás vividas por mi, nunca hubiera imaginado lo ardiente que
él era. Yo, a pesar de haberme casado joven, y de haber tenido varias parejas,
nunca me hubiera podido imaginar que un solo hombre podría proporcionarme tanto
placer, él también me introdujo en un mundo que yo no conocía, un mundo
sórdido, sin tabúes y sin limitaciones.
Voy
a confesarles que antes de tener relaciones sexuales con Alberto, tenía muchas
reservas sobre el sexo, porque no había estado antes con nadie igual a él.
Luego de que comencé a compartir con él, los complejos, las pendejadas, los
tabúes y las limitaciones en mi vida sexual fueron desapareciendo. Alberto es
de esos tipos que para llegar a establecer una relación con él debes pasar por
“múltiples pruebas sexuales”, que te propone sin tener ningún tipo de tapujos,
el te dice directamente lo que quiere que hagas y si quieres continuar a su
lado debes hacerlo, en otras palabras si quieres mantener la relación debes
avanzar en su juego sexual. Por ello las puterías que hice, como verán, no
tenían límites.
En
una oportunidad me llamó por mi celular y me pidió vernos en un sitio
particular en Caracas, me dirigí al lugar con un poco de miedo,me introduje por
una reja y sentí aún más temor porque el lugar era bastante tenebroso. Había
muchos árboles y maleza, por lo que sin duda se prestaba para hacer un sinfín de
actos obscenos Luego de esperar un rato, se presentó Alberto, como el animal
sediento de sexo fuerte que es, en ese momento empezamos a acariciarnos. Yo le
pase la lengua bien mojada por el cuello, nos besamos y como siempre
rápidamente logró excitarme haciéndome olvidar donde estábamos y sin pensarlo
mucho le quité el pantalón que traía y al hacerlo me di cuenta que no tenía
puesto sus bóxers, símbolo de que venía preparado para la acción. De pronto,
tenía su falo metido en mi boca y estaba mamándoselo como a él le gusta, muy
suave.
El me lo metió hasta lo más profundo que pudo dentro de mi boca, y yo
disfrutaba intensamente la mamada, porque me encanta tener su pene completo
dentro de mi boca.
Cuando la verga de Luis estaba bien parada y lista para cogerme, me quito
el vestido dejándome completamente desnuda, ya que me había prohibido usar ropa
interior. Me volteó bruscamente, quería follarme el culo, pero yo nunca había
experimentado sexo anal y mi hueco no estaba abierto, mi orificio trasero era
en ese momento muy pequeño, por tanto yo sabía que si Alberto me cogía por el
culo sin ningún tipo de lubricante me dolería muchísimo.
Alberto estaba muy excitado y tenía su falo completamente erecto y grueso
pero no lograba penetrarme y yo por ser mi primera vez, y por el temor al
dolor, no dilataba para nada mi hueco trasero, por lo contrario yo tenía mis músculos anales completamente contraídos.Tengan
en cuenta que el ano es un esfínter que está preparado para dejar salir, no
para permitir la entrada y por consiguiente hay que ir abriendose camino despacito para sentir placer, obviamente no excento de dolor. En ese momento sentimos unos ruidos y
tuvimos que marcharnos. Así que, como era de esperarse, él se fue con la mayor
de las rabias posibles, pero descubrió un lado que no conocía de mi. Yo era
virgen de mi ano
En otra oportunidad, yo tenía muchas ganas de volver a sentir su falo en
mi boca, ya que me fascinaba mamárselo, lo invité por mensaje a que me
recogiera en mi casa y saliéramos un rato. Me vestí sumamente erótica usando la
ropa que muestro en la foto.
Este vestido además de ser muy corto, se transparentaba y al no estar
usando ninguna ropa interior era muy fácil ver mis partes íntimas. Al rato de
dar unas cuantas vueltas en su carro, las ganas de tener sexo pudieron más, que
cualquier otra cosa. Alberto había detenido su carro y estábamos estacionados
en una calle por donde había gente pasando, pero nuestros bajos instintos
estaban a millón y empezamos a excitarnos, nos tocábamos, a él se le paró su
pene enseguida, grueso y rico como siempre. Yo tenía muchas ganas de metérmelo
en mi boca, mamárselo era mi primera prioridad y así procedí a hacerlo.
El me hizo bajar del carro y me arrinconó en plena vía, en unas rejas que
estaban resguardando un edificio, me quitó el vestido dejándome completamente
desnuda en medio de la calle. Comenzó a acariciarme con sus manos, con fuerza
me clavó sus dedos en mi vagina, y comenzó a masturbarme en la calle, delante
de la gente, no nos importaba, yo gemía intensamente.
Alberto continuaba metiéndome su pene hasta mis entrañas, abriéndome bien
mi abertura anal, él estaba muy feliz de ver mi ano bien dilatado y me dio tan
duro que terminó, echándome todo su chorro de semen caliente dentro de mis
intestinos. El acto sexual fue salvaje y nos dejo sin aliento. Su rostro
mostraba una increíble felicidad con una mezcla de morbosidad, mientras acababa
dentro de mi culo, sintiéndose muy orgulloso de haber sido el primero en
penetrar mi ano. Cuando Alberto se fue, me metí en el baño, me toqué el ano y
me asombré de lo grande que estaba. Seguro que estaría adolorida por un par de
días pero la experiencia había sido maravillosa. Fue la primera vez que me metí
un grueso pene en el culo, ahora soy adicta al sexo anal y me encanta que me
penetren por el ano.
Otra de las historias que les narraré me sucedió en un momento que estaba
disgustada con Alberto. Conocí a una persona llamada Jorge, a quien mencionare varias veces más, ya que ha estado involucrado en varios de los sucesos que me han tocado vivir
durante estos últimos 8 años. Salí varias veces con él y un día me propuso
directamente que tuviéramos relaciones sexuales, lo que me dejó atónita ya que
realmente nunca había pensado en él de esa forma, aunque debo confesar que me
atraía mucho. De pronto en mi mente se volcaron increíblemente mil y un
posibilidades de cómo sería tener sexo con él. Jorge es un hombre alto, de
complexión robusta, labios carnosos, barba áspera, sus manos son grandes y
contundentes, es atlético puesto que ha practicado deportes desde la
adolescencia. No es un hombre necesariamente guapo, pero el resto de sus
características físicas lo hacen sumamente atractivo, por lo menos desde mi
punto de vista. Además de ser muy serio y trabajador, Tiene una empresa
constructora y hace trabajos no solo en Venezuela sino también en otras partes
del mundo.
Me sentía muy sola desde que había peleado con Alberto y aunque no quería aceptarlo, la verdad era que necesitaba tener sexo, ya que Alberto me había acostumbrado a ello y mi cuerpo me lo estaba pidiendo, cosa que no me ocurría antes y menos con ese tipo de urgencia. Sin duda mi transformación se estaba iniciando. Sumida en mis pensamientos, escuché que Jorge me decía –“¿Entonces, por lo menos lo pensarás?, ¿Anda Vamos al cine mañana, paso por ti a las 6 p.m.?,¿Quieres?” - Entreabrí mis labios, lo miré y noté su penetrante mirada sobre mí, por un momento me perdí en esas facciones suyas que me atraían tanto. En un segundo recorrí con mi mirada su boca y su barbilla. Sonriendo le contesté - “Esta bien. Mañana nos vemos”., .
Me sentía muy sola desde que había peleado con Alberto y aunque no quería aceptarlo, la verdad era que necesitaba tener sexo, ya que Alberto me había acostumbrado a ello y mi cuerpo me lo estaba pidiendo, cosa que no me ocurría antes y menos con ese tipo de urgencia. Sin duda mi transformación se estaba iniciando. Sumida en mis pensamientos, escuché que Jorge me decía –“¿Entonces, por lo menos lo pensarás?, ¿Anda Vamos al cine mañana, paso por ti a las 6 p.m.?,¿Quieres?” - Entreabrí mis labios, lo miré y noté su penetrante mirada sobre mí, por un momento me perdí en esas facciones suyas que me atraían tanto. En un segundo recorrí con mi mirada su boca y su barbilla. Sonriendo le contesté - “Esta bien. Mañana nos vemos”., .
Me despedí y regresé a casa rápidamente, estacioné el auto, y subí a mi apartamento lo más rápido posible para llegar a mi habitación, y por fin estar sola, recostarme y fantasear con la idea de que al día siguiente tendría sexo con uno de los hombres más atractivos que conocía. Me sentía de cierta forma promiscua, ya que había estado muchas veces con Alberto, sin que ni siquiera fuéramos novios y ahora lo iba a hacer con Jorge, quien simplemente me había pedido que quería cogerme, no que quería iniciar un noviazgo conmigo, ni nada parecido, solo me dijo que quería sexo. Rápidamente deseche esos pensamientos. Me quité la ropa, quedando solo en tanga y sostén, en esa época aún usaba ropa interior cuando no salía con Alberto. Me metí a la cama, y decidí cerrar los ojos, y pensar en Jorge, en sus fuertes y gruesas manos tocándome por debajo de la ropa, recorriéndome los senos, el vientre, el sexo y empecé a tocarme lentamente imaginando que mis manos eran las suyas, que sus dedos se deslizaban entre mis piernas, haciendo a un lado mi tanga y penetrándomelentamente una y otra vez, sintiendo como me humedecía y me hacía suya. Comencé a masturbarme cada vez más intensamente hasta que llegué al orgasmo. Sentí mis dedos mojados, me los llevé a la boca llenándolos de saliva y me volví a acariciar cada vez más despacio hasta que alcancé una serie de nuevos e intensos orgasmos, luego me quedé dormida.
De pie en el pasillo hablamos de todo lo que se nos ocurrió en ese momento, pero Jorge no dejaba de mirarme, de sonreírme. A veces tocaba mi cara o mi cuello, con el pretexto de acomodar mi cabello, otras veces era yo quien me acercaba a él, lo seducía discretamente, para entonces Jorge ya se había dado cuenta de que tenía permiso de llegar conmigo a donde quisiera. Sabía que me gustaba, y varias veces me había hecho saber que también yo lo atraía demasiado. Pero no lo habíamos dicho con palabras. Finalmente entramos a la sala - “Donde te quieres sentar?” - Me preguntó - “Elige tú el lugar, tu decides”– Le respondí
Entonces se dirigió hasta la última fila. La sala no estaba llena ni en una octava parte, por lo que nuestra fila estaba desocupada. Solo como a unas 5 butacas en la fila siguiente había una pareja que muy seguramente estaría ocupada viendo la película o viviendo su propia aventura durante la función. Se apagaron las luces. Jorge entonces decidió abrazarme, de tal manera que pude quedar recostada sobre su hombro, con su brazo rodeando mi espalda y apoyando su mano en mi hombro. Mis manos quedaban libres sobre sus piernas ya que el descansa brazos que divide las butacas lo habíamos movido hacia arriba y no había nada que nos estorbara. Comenzó la función. Jorge me sostenía con un brazo y de pronto comenzó a juguetear con sus dedos en mi espalda, comenzó a recorrerla hacia arriba. Con un movimiento rápido deslizó su mano por dentro de mi chaqueta tocando la suave piel de mi pecho, luego comenzó a mover lentamente su mano sintiendo cada milímetro de mi cuerpo hasta que muy sutilmente rozó uno de mis senos. Cuando sentí la caricia, no pude evitar estremecerme, cerré mis ojos y apoyé mi rostro sobre su hombro. Mi respiración comenzó a agitarse. Me dediqué a sentir esos dedos gruesos tocándome, invadiendo mi intimidad. De pronto sentí su otra mano sobre mi cuello acariciándomelo. La caricia se tornó más intensa, y de pronto noté sus labios gruesos y cálidos en la sien, en la mejilla y finalmente de pronto sentí su boca sobre la mía, besándome apasionadamente. Me besaba, me lamía, me mordía, me apretaba con sus labios, no me dejaba mover. Una de sus manos me abrazaba y la otra sostenía mi cuello y esa sensación de poder sobre mí me excitaba cada vez más.
De pronto la mano que me sujetaba por el cuello bajó a mi escote, con un movimiento ágil me desabotonó los dos botones de mi chaqueta que me la mantenían cerrada y dejó mis senos completamente expuestos ya que no estaba usando sostén. Se apartó un poco hacia atrás y los miró. Comenzó a acariciármelos buscando mis pezones –“Me encantan tus pezones” - Me dijo, mientras los tomaba entre los dedos. Sin darme cuenta mi mano ya recorría su pierna. Tomó rápidamente mi mano y la puso encima de su miembro, y comencé a acariciarlo. Busqué la cremallera del pantalón, la bajé, deslicé mi mano y comencé a acariciarlo por dentro. Noté como se humedecía y su miembro crecía y se endurecía cada vez más. Volvió a besarme con más intensidad que antes, mientras su mano jugueteaba con mi pezón, y mi mano hacía lo propio con su pene. De pronto atrapó mi pezón entre sus dedos y comenzó a apretarmelo, poco a poco, cada vez mas fuerte hasta que logró arrancarme un gemido de dolor mezclado con placer - “Te gusta eso?”- Me preguntó -“Me gusta todo lo que me haces, hazme lo que tú quieras no te detengas por nada”– Le respondí. Yo estaba muy clara de que él simplemente podía hacerme lo que deseara, besarme, morderme, obligarme a hacer cualquier locura y yo simplemente hubiera accedido a hacerlo. No importaba dónde, no importaba cómo. Noté entre mis piernas mi propia humedad, a esas alturas estaba empapada y mi pantalón ya había recibido gran parte de mis fluidos vaginales. Jorge bajo su mano hasta mi pantalón, lo desabotonó, bajo el cierre, y metió su mano. Se sorprendió al notar que no estaba usando ropa interior, pero no me dijo nada, sacó entonces su mano mojada y me la metió en mi boca para que la probara.
“Vámonos de aquí, por favor”– Le dije.
Salimos del cine habiendo arreglado previamente nuestras ropas, y nos fuimos al carro de Jorge. La excitación de ambos era tal, que nos urgía estar en un lugar donde pudiéramos por fin hacerlo. En el estacionamiento no era posible ya que todavía había demasiados autos, así que decidimos dar vueltas por los alrededores hasta encontrar un lugar con poca luz donde estacionar y poder mudarnos a la parte trasera del auto. Durante el camino, Jorge volvió a tocarme por encima del pantalón - “Desabotónate el pantalón, quiero meter mi mano ahí debajo” – Me pidió. Yo le obedecí de inmediato. Abrí un poco mis piernas y me dejé manosear por él. Cerré mis ojos, y al mismo tiempo que él manejaba despacio por las calles, me penetraba con los dedos una y otra vez. Como estaba tan húmeda era muy fácil para él penetrarme con sus dedos.
Finalmente encontramos un lugar en una calle cerrada con poca luz, frente a una casa que estaba en remodelación. Nos movimos al asiento trasero, en un instante, y Jorge casi con desesperación me comenzó a besar en la boca, en el cuello, apartó mi chaqueta y me besaba y mordisqueaba mis hombros. Yo estaba excitadísima y no me importaba que alguien pudiera mirarnos. En un segundo me quité la chaqueta y Jorge me recostó sobre el asiento, me quitó el pantalón dejándome completamente desnuda. Con un movimiento casi violento me abrió las piernas y comenzó a hacerme sexo oral. Jorge me besaba y mordisqueaba el sexo muy intensamente, me abrió los labios vaginales con los dedos buscando mi clítoris, me lo chupó, me lo succionó y me lo mordisqueó suave y fuertemente alternadamente. Yo no podía hacer otra cosa que gemir de placer, de repente sentí cómo empezó a penetrarme con los dedos, primero dos, luego tres, luego intento meter toda la mano pero aparentemente no podía ya que sus manos son muy grandes. Sin embargo siguió insistiendo y tan solo el hecho de que intentara empujar su mano hacia dentro de mí, combinado con los mordiscos en toda mi vulva y la sensación de su áspera barba en mi sexo, me hizo alcanzar mi primer orgasmo de la noche.
Ahi estaba yo acostada,
tocándome y apretándome los senos mientras mi amante disfrutaba de mi
humedad y saboreaba una y otra vez mi vagina, mi clítoris, mis labios
vaginales. Finalmente logro abrirse paso a través de mi vagina y me
penetró con la totalidad de su mano provocándome otro inmediato orgasmo,
mucho más intenso que el primero.
Después Jorge se sentó en el asiento y yo me agaché, desabotoné su pantalón, se lo abrí y saqué su pene enorme y húmedo, y me lo metí en la boca. Empecé a succionarlo, a metérmelo completo muy dentro de mi garganta y luego sacarlo, al mismo tiempo que con mis manos acariciaba sus piernas y sus testículos. Él de alguna forma me acomodó para que quedara acostada en el asiento y volvió nuevamente a alcanzar mi vagina con sus anchos dedos, penetrándome una y otra vez. En ese momento la excitación que sentía era demasiada y de pronto sin más, deslizo su dedo índice hacia mi ano y el pulgar en mi vagina. Eso me arrancó un gemido enorme. Así penetrada, juntó por dentro los dedos y movía la mano en círculos, mientras yo seguía chupando y lamiendo su enorme miembro. Entonces alcancé nuevamente otro orgasmo que fue más intenso que el anterior.
Despues de haber alcanzado mi tercer orgásmo. Me jaló hacia él para que me subiera sobre sus piernas y pudiera por fin penetrarme. Así que me senté de frente a él, rodeándolo con mis piernas, y comencé a cabalgarlo. Empecé a moverme rítmicamente lentamente, mientras Jorge besabaalternadamente mis senos, mis labios, mi cuello y yo hacía lo propio besándolo y acariciando sus fuertes brazos, su pecho, su marcada espalda. Aceleré cada vez más, hasta que mis movimientos se hicieron violentos y mis senos rebotaban frente a él. De pronto Jorge inclinó su cabeza hacia atrás y dejándose llevar tuvo un orgasmo largo e increíblemente placentero. Sentí como todo su semen caliente me llenó por dentro y cómo sus fluidos y los míos comenzaron a escurrir por fuera de mi vagina, entre mis piernas. .
Después Jorge se sentó en el asiento y yo me agaché, desabotoné su pantalón, se lo abrí y saqué su pene enorme y húmedo, y me lo metí en la boca. Empecé a succionarlo, a metérmelo completo muy dentro de mi garganta y luego sacarlo, al mismo tiempo que con mis manos acariciaba sus piernas y sus testículos. Él de alguna forma me acomodó para que quedara acostada en el asiento y volvió nuevamente a alcanzar mi vagina con sus anchos dedos, penetrándome una y otra vez. En ese momento la excitación que sentía era demasiada y de pronto sin más, deslizo su dedo índice hacia mi ano y el pulgar en mi vagina. Eso me arrancó un gemido enorme. Así penetrada, juntó por dentro los dedos y movía la mano en círculos, mientras yo seguía chupando y lamiendo su enorme miembro. Entonces alcancé nuevamente otro orgasmo que fue más intenso que el anterior.
Despues de haber alcanzado mi tercer orgásmo. Me jaló hacia él para que me subiera sobre sus piernas y pudiera por fin penetrarme. Así que me senté de frente a él, rodeándolo con mis piernas, y comencé a cabalgarlo. Empecé a moverme rítmicamente lentamente, mientras Jorge besabaalternadamente mis senos, mis labios, mi cuello y yo hacía lo propio besándolo y acariciando sus fuertes brazos, su pecho, su marcada espalda. Aceleré cada vez más, hasta que mis movimientos se hicieron violentos y mis senos rebotaban frente a él. De pronto Jorge inclinó su cabeza hacia atrás y dejándose llevar tuvo un orgasmo largo e increíblemente placentero. Sentí como todo su semen caliente me llenó por dentro y cómo sus fluidos y los míos comenzaron a escurrir por fuera de mi vagina, entre mis piernas. .
Después
de esta primera vez, volví a tener sexo con Jorge otras muchas veces.
Un día recibí una llamada de Alberto pidiéndome que volviéramos a salir juntos. Tanto insistió que no tardó mucho en convencerme y comencé a salir con ambos a la vez y con algunos otros amigos que me invitaban, terminando la mayoría de esas salidas en intensas sesiones de sexo. Como ven cada día me estaba transformando en la ninfómana que hoy soy.
Un día recibí una llamada de Alberto pidiéndome que volviéramos a salir juntos. Tanto insistió que no tardó mucho en convencerme y comencé a salir con ambos a la vez y con algunos otros amigos que me invitaban, terminando la mayoría de esas salidas en intensas sesiones de sexo. Como ven cada día me estaba transformando en la ninfómana que hoy soy.
En una de las salidas
que tuve con Alberto, me dijo por teléfono que me vistiera muy provocativa, ya
que esa sería mi primera noche de trabajo como prostituta. Yo le dije que
estaba loco, que yo no iba a hacer eso. El solo me respondió - "Ya
veremos".
Sin embargo seguí las instrucciones que me había dado sobre la forma de vestirme. Esa noche como pueden ver en la foto usaba una mini falda negra extremadamente corta y baja que dejaba al descubierto toda la longitud de mis piernas. La tenía combinada con un top de color negro muy corto, anudado al frente, con un escote que resaltaba mis pechos, no usaba sostén y el top tenía unos mangas largas elaboradas en tejido de malla. Tenía que tener mucho cuidado porque según los movimientos que hiciese podía dejar completamente expuesta a la vista de todos mi vagina o mi culo ya que no estaba usando bragas. Tenía puestos unos zapatos de tacón de color negro, de unos diez centímetros de alto. .
Sin embargo seguí las instrucciones que me había dado sobre la forma de vestirme. Esa noche como pueden ver en la foto usaba una mini falda negra extremadamente corta y baja que dejaba al descubierto toda la longitud de mis piernas. La tenía combinada con un top de color negro muy corto, anudado al frente, con un escote que resaltaba mis pechos, no usaba sostén y el top tenía unos mangas largas elaboradas en tejido de malla. Tenía que tener mucho cuidado porque según los movimientos que hiciese podía dejar completamente expuesta a la vista de todos mi vagina o mi culo ya que no estaba usando bragas. Tenía puestos unos zapatos de tacón de color negro, de unos diez centímetros de alto. .
Alberto
me recogió al poco tiempo y me subí en su carro. Al rato me dijo – “Vas a pedir
1.500 Bs por hora como tarifa por tus servicios" - Yo le dije -"No
sigas con eso por favor, tu sabes muy bien que yo no soy una puta y no me gusta
este juego" - El solo se rió y me dijo - "Ya veremos, al menos estas
vestida como si lo fueras y puedo asegurarte que en tu interior tu eres una
mujer ninfómana, que no puedes vivir sin sexo. Lo mejor es que te dediques a la
prostitución, porque así te pagarán por hacer lo que tanto te gusta " - Yo
no respondí nada ya que en el fondo yo creía que él tenía en parte razón, pero
yo seguía pensando que jamas sería capaz de tener sexo por dinero. Luego Alberto me dijo -"Vamos
a ir al cine a ver una película de acción” - Al principio no entendí nada de lo
que pasaba. Era muy obvio que no estaba vestida como para para ir al cine.Se lo
dije, pero no me respondió absolutamente nada.
De
camino al cine Alberto comenzó a pasarme sus dedos por mi pierna izquierda, muy suavemente, casi rozándome con la yema de sus dedos, no tardó en ponerme la
carne de gallina y hacerme estremecer. Poco a poco me empezaba a calentar y mi
coño se iba empezando a empapar de mis fluidos, estaba hambrienta de deseo, con
ganas de devorar con satisfacción aquello que sabia me iba a llenar por completo,
la gran verga de Alberto. La cual, él sabía usar a la perfección para saciar mi
necesidad de sexo.
Continuo
durante un largo rato con sus caricias, las cuales me estremecían y me hacían
arder en deseos de que me follase, quería tenerlo para mí yá. Cada vez su mano se acercaba más y más a mi mojado y hambriento sexo
hasta que me subió mi corta falda y comenzó a tocarme el coño –“Uuuuuuuhhhh”
-Que agradable sensación, yo estaba esperando que esto ocurriese con verdaderas
ganas, sus dedos tocaban todo mi húmedo y caliente coño, mis sensaciones se
multiplicaban y mi temperatura aumentaba. De repente dejó de tocarme el coño,
me bajó el hombro izquierdo de mi top, este se deslizó parándose justo a pocos
centímetros del pezón izquierdo, quedando mi seno semidesnudo.
Repentinamente
Jorge acercó el carro a la acera, se paró, bajó el cristal de la ventanilla de mi lado y
preguntó a unos hombres jóvenes que se encontraban allí parados, por la
ubicación del cine, cosa que al principio no entendí, ya que Alberto sabía
perfectamente la dirección.
Inmediatamente caí en cuenta que él, lo que estaba
haciendo era exhibirme. Yo tenía mi pecho izquierdo casi al descubierto y mi
falda subida a ras de mi coño dejando al descubierto mis muslos y mis
partes íntimas.
Los chicos se acercaron a la ventanilla y no pudieron evitar mostrar claramente su
excitación al verme, sin duda les gusto lo que vieron porque no paraban de
mirarme al tiempo que intentaban alargar la conversación todo lo que podían.
Una vez que Alberto logró su propósito de excitarlos mostrándoles mi desnudez,
cerró la ventanilla e inició la marcha dejándoles con la miel en los labios. El me dijo -”Como me gusta que te miren
puta, estas tan buena, tan deseable. Te aseguro que esos carajos solo piensan
ahora en como follarte, seguramente esta noche se mataran a pajas pensando en
miles de maneras de como poseerte”.
Continuamos nuestro camino y a los pocos minutos llegamos al centro comercial donde estaban
ubicados los cines. Mientras hacíamos la cola para comprar las entradas podía
sentir como me miraban tanto las mujeres como los hombres, como me desnudaban
con la mirada. Me imaginaba los comentarios de las mujeres sobre lo vulgar y
puta que yo debía ser para ir a un cine vestida de la manera como yo lo estaba.
Compramos
las entradas y nos dirigimos a una de las salas, Alberto había escogido una
película que ya llevaba tiempo en la cartelera, por lo que la sala no estaba
muy llena. Nos dirigimos a la última fila de butacas la cual estaba vacía y nos
sentamos supuestamente a disfrutar de la película. Alberto se sentó a mi
izquierda, dejamos los reposabrazos sin bajar, para poder estar más libres. La
butaca que tenia a mi derecha estaba vacía, hasta que se apagaron las luces,
momento en el cual se sentó un chico que debería de rondar los 25 años
Comenzó la película, hacía frío en la sala, mis
pezones estaban tiesos debido al frío del ambiente, se podían apreciar a través
de la tela de mi top. Poco a poco los dedos de Alberto empezaron a realizar su
sutil trabajo, despacio y casi rozando mi piel se deslizaban por mi muslo izquierdo
deleitándose con cada centímetro de mi piel. El roce me estremecía, era
agradable, era un cosquilleo muy sensual. Como ya venía caliente del automovil
no me costó nada volver a ponerme a tono, además de que lo estaba deseando. Sus
dedos hábilmente desataron el nudo de mi top, el cual se abrió dejando mis
pechos desnudos al descubierto. Comenzó a tocarme mis senos, tenía los pezones
tiesos, estaba muy excitada. Pegué mi pierna izquierda junto a la suya, me
gustaba sentir el calor que emanaba de su piel a través de sus pantalones. Su
mano volvió a tocar mi brazo y después lentamente la fue subiendo hasta mi
cuello, con sutiles movimientos comenzó a masajearme la nuca metiendo su mano
bajo mi pelo, me encanta que me toquen la cabeza.
La verdad era que no le estaba poniendo ninguna
atención a la película, ya que debido a las caricias de Alberto, yo estaba sumamente excitada
y mi coño se iba humedeciendo cada vez más con mis propios fluidos. De
repente, creí sentir que me tocaban mi muslo derecho, me pareció que me rozaban
unos dedos suaves, pero pensé que había sido mi imaginación. Sin embargo en ese
momento volví a notar como unos dedos rozaban mi muslo derecho. Me quedé
sorprendida, sin saber muy bien qué hacer y debo confesar que a la vez excitada
por la sensación de ser tocada por un completo desconocido. No sabía cómo
actuar, ¿Debería decirle algo al caradura que me estaba tocando?, porque sin
duda eso era lo que debía ser, ya que yo tenía a Alberto sentado a mi lado
izquierdo y ese hombre, como si nada se atrevía a tocarme el muslo. Por otra
parte yo pensaba que si Alberto se enteraba, se podría armar un escándalo, así
que me parecía que yo tampoco podía decirle nada a Alberto. La película seguía,
Alberto seguía acariciándome la nuca y el tipo este, al ver que yo no le decía
nada, continuó tocándome, pero con bastante mas audacia, ya que esta vez
comenzó con su mano a recorrer todo mi muslo. Evidentemente lo corto de mi
falda le permitía al individuo tocarme sin problema. Ambos continuaron con sus
caricias y yo no paraba de excitarme, opté por cerrar mis ojos y me entregué al
placer que estaba recibiendo. En ese preciso instante por mi mente empezaron a
pasar imágenes en las que veía como me follaban Alberto y aquel tipo, que la
verdad sea dicha, sabía acariciar con bastante habilidad.
Alberto
bajó de repente su mano de nuevo a mi muslo y esta vez subió su mano hasta
tocar mi coño, el cual lo esperaba ansioso, lo rozó levemente y gemí
de gusto. Al continuar Alberto profundizando sus caricias sobre mi
clítoris y mis labios vaginales, comencé a estremecerme, me sentía muy a gusto
abriéndome al placer, abandonándome a las caricias que estaba recibiendo. Sin embargo, Yo tenía que
decidir rápidamente si debía comentarle a Alberto que un desconocido me estaba
tocando mi muslo derecho, así que decidí sin pensarlo más decírselo – “No quiero que
montes un escándalo, ¿Me lo prometes?”- “Sí, ¿Por qué?”- Me respondió. Yo le
dije - “El tipo este que tengo a mi lado derecho me está tocando el muslo, no
te he dicho nada porque no quería que se formase un problema” - “Lo sé, ¿Crees
que no me he dado cuenta?” - Fue su respuesta y yo me quedé sin habla. No podía
creer que Alberto estuviera consintiendo que un desconocido me estuviese
tocando en el cine. A continuación me preguntó – “¿Te gusta?” - Añadiendo, sin
ni siquiera dejarme responder – “Sé que te gusta que un desconocido te toque
porque además has tardado un buen rato en decirme lo que pasaba, te he tocado
el coño y lo tienes muy mojado,
puta” –Yo sabía que él tenía toda la razón, yo tenía el coño empapado. Además de que sus palabras y su actitud me estaban poniendo aún más a
millón” - “Entonces, ¿Qué quieres que haga?” - Pregunté.
La
respuesta me dejó fuera de lugar, ya que me dijo - "Pega tu pierna derecha
a la suya, igual que has hecho con la mía, abriéndote todo lo que puedas, yo te
voy a seguir tocando tu coño y quiero que no te controles para nada, quiero que
gimas, que disfrutes, que se dé cuenta de que estas receptiva" - Yo lo vi incrédulamente,
pero estaba tan excitada que seguí sus órdenes, tenía mi pierna izquierda
pegada a la pierna de Alberto y suavemente pegué mi pierna derecha a la de
aquel desconocido. Alberto volvió a subir su mano por mi
muslo hasta que llegó a mi sexo y comenzó a tocarme el coño. Ya no podía evitar
gemir, traté de hacerlo de tal forma que solamente ellos lo escucharan y vaya
si lo escucharon.
De repente escuché que Alberto me decía -“Eso es, así, que caliente estas, tienes
que conseguir que el tipo ese te toque el coño, vamos nena, sé que puedes
hacerlo” - Yo pensaba que Alberto se había vuelto loco, sin embargo noté que
Alberto dejó de tocarme el coño y sacó su mano de debajo de mi falda. Comencé a
mover despacio mi pierna derecha, frotandola contra la del hombre, era muy evidente que le estaba invitando a
participar en el juego sexual que Alberto tenía conmigo, el cual yo estaba
segura él había notado. .
No
tardó su respuesta y su mano fue directamente de mi muslo a mi coño. Sus dedos
comenzaron a deslizarse por mi húmedo sexo, sin poder evitarlo comencé a
contornearme llena de placer, me retorcía en mi butaca llena de gusto. Aquel
individuo cogió mi mano derecha y me la colocó en su paquete, pude notar que
estaba muy bien dotado, sin duda debía tener una verga grande. Noté que su
pantalón estaba desabrochado por lo que sin pensarlo ni un segundo, introduje
mi mano por dentro y para mi sorpresa, no llevaba ropa interior puesta.
Directamente sentí el calor de su pene en mi mano y me di cuenta de que estaba
depilado. Empecé a masajear su verga sin ningún tipo de recato de mi parte y
con satisfacción vi como él se retorcía de gusto en su butaca.
No
podía dejar a Alberto, como un mero espectador. Así que, le desabroché el pantalón, él tampoco llevaba ropa interior
y siempre tiene su verga muy bien depilada, cogí su pene y empecé a
acariciárselo con mi mano libre, sin que mi otra mano dejara de hacerlo con la
verga del desconocido. Alberto me dijo - "Si este hombre quiere cogerte,
recuerda que le vas a cobrar por anticipado la tarifa que te dije, como la puta
que eres" - Yo en medio de mi excitación, le respondí - "Si, lo
haré".
Alberto comenzó a acariciar mis senos con sus manos, mientras que aquel
desconocido se daba gusto acariciando mi coño con sus dedos.
“¿Quieres follar puta?” - Me preguntó directamente el desconocido – Yo me quedé sorprendida por unos minutos, pero reaccioné y le contesté - “Sí, tengo muchas ganas de sentir tu verga dentro de mi, pero me tienes que pagar ahora y no se como, le dije la tarifa que me había indicado Alberto” – El hombre sin inmutarse me respondió - “Pues te espero abajo en los baños de caballeros, aquí tienes tu dinero” – Dejó de tocarme el coño, suavemente apartó mi mano de su verga, se abrochó el pantalón, se levantó y salió de la sala. .
“¿Quieres follar puta?” - Me preguntó directamente el desconocido – Yo me quedé sorprendida por unos minutos, pero reaccioné y le contesté - “Sí, tengo muchas ganas de sentir tu verga dentro de mi, pero me tienes que pagar ahora y no se como, le dije la tarifa que me había indicado Alberto” – El hombre sin inmutarse me respondió - “Pues te espero abajo en los baños de caballeros, aquí tienes tu dinero” – Dejó de tocarme el coño, suavemente apartó mi mano de su verga, se abrochó el pantalón, se levantó y salió de la sala. .
“¿Quiere que follemos?" - Le dije a Alberto – “En los baños que hay abajo,
y me ha pagado sin problema lo que me indicaste para una hora, aquí lo tienes”
– “¿Y tú qué quieres hacer?” – Me dijo Alberto - “Follármelo, ya me ha pagado y evidentemente a ti no te importa,
además me han puesto entre los dos muy excitada” - “Qué zorra eres, ya sabía yo, vete
y enséñale lo que es una mujer, quiero que le muestres lo puta que eres y
posiblemente te mande otros clientes”.
Yo
estaba excitadísima, así que, con el consentimiento de Alberto y sin importarme
para nada que por primera vez en mi vida estaba actuando como una puta, entregándome
por dinero, abandoné la sala y bajé escaleras abajo hacia los baños de hombres.
Así que, allí estaba yo, como una puta cualquiera abriendo la puerta de los
baños de caballeros despacio donde sabía que estaba aquel hombre esperándome.
Era demasiado tarde para dar marcha atrás, mi deseo podía más que yo. Me
acerqué a él, tenía los ojos negros, pelo moreno, guapo de cara y cuerpo bien
formado, sin duda debía de practicar algún deporte. Antes en la oscuridad de la
sala no había podido verlo bien, además de que la verdad era que no me había
atrevido a mirarle a la cara – El me dijo como recibimiento -“Por fin estas
aquí, pensé que al final te arrepentirías y no serias capaz de venir” - Se
desabrochó el pantalón dejándolo caer y pude ver su gigantesca verga, era
gruesa y debía medir casi 25 cm de largo – “Vamos chúpame la verga,
cométela entera” - Me puse en cuclillas con las piernas abiertas ofreciéndole
una visión perfecta de mi coño depilado y aún tenía mi top
desanudado, ya que solo me lo había agarrado con una de mis manos para bajar,
por lo que al soltarlo le di una vista perfecta de mis tetas.
Sin
duda le encantó lo que vió, por la cara que puso, yo sin perder más tiempo
agarré su gran pene y comencé a besarlo con mis labios y a acariciar
su glande con mi lengua suavemente. Así jugué un rato con su verga hasta que ya
no pudo más, me cogió del pelo apretándome contra él, invitándome a comerle
todo su miembro.
Yo con
verdadero placer comencé a saborear aquel trozo de carne, mi boca se deslizaba
por toda su falo, lubricándolo a placer. Mi lengua hambrienta se deslizaba por
todo aquel miembro, desde la punta hasta el comienzo de sus testículos. Sin
pensarlo dos veces le empecé a acariciar sus bolas también, suavemente me las
metí en mi boca, debía de estar matándolo de placer, ya que el hombre no hacía
sino gemir. Subí otra vez hasta la punta de su verga y deje caer mi saliva
sobre ella, poco a poco mi saliva iba resbalando por toda su pene, esté estaba muy duro y lubricado, listo sin duda para penetrar mi sexo.
El hombre me levantó y me sentó sobre el lavamanos, me abrió de piernas, se
puso en cuclillas y comenzó a comerme el coño con su lengua hambrienta de
deseo. Recorrió cada milímetro de mi sexo explorando en busca de mi clítoris,
cuanto yo más gemía, el acentuaba sus lamidas, me apretaba contra su boca
ansioso de darme placer y su lengua hacia presión en mis puntos más excitables.
Sin pensarlo cogí con mis manos su cabeza y le apreté contra mí, mientras comencé a
venirme en un intensísimo orgasmo.Todo me excitaba, la situación, el lugar, saber que
Alberto estaba arriba y saber que me estaba comportándome como una auténtica
puta.
En una de
las paredes había un espejo de cuerpo entero. Nos acercamos a él, estábamos de pies,
apoyé mis manos en aquel espejo y él se colocó por detrás de mi, con su verga
grande y dura. Separó mis piernas todo lo que pudo y puso sus manos en los
talones de mis zapatos de tacón y comenzó a subir recorriendo con sus manos
cada milímetro de mis piernas, hasta que llego a mi falda, la cual me subió
hasta la cintura mientras su mano iba en busca de mi coño. Cuando su mano encontró comenzó a frotármelo de una manera fabulosa, sin duda el hombre me acariciaba con muchísimo deseo.
Siguió frotándome, matándome de placer, yo deseaba que me metiera su
gigantesco pene, quería sentirlo, pero él primero me
introdujo dos de sus dedos dentro de mi mojado coño. Empezó a moverlos dentro y
fuera, mi excitación aumentó, sentía que estaba al máximo. Cogió mis brazos y
me los puso detrás de sus muslos, tenía mi espalda sudorosa pegada a su cuerpo.
En el espejo pude ver nuestras caras llenas de placer, estábamos de pie y lo
que se reflejaba era una imagen muy erótica.
Siguió
frotándome, además de meterme y sacarme sus dedos de mi coño. Con su mano
izquierda siguió subiendo hasta mi nuca, metiendo su mano por detrás de mi
cabello, parecía que no fuera un desconocido sino una persona que me conocía
hace mucho tiempo, ya que me estaba haciendo todo lo que me gustaba. Me masajeó
la nuca y bajó nuevamente su mano hasta mi top, el cual me quitó por completo
lanzándolo al piso, dejando mis pechos completamente descubiertos - “Qué buena
estas”, me decía excitadísimo. Mírate en el espejo” - Me gustaba lo que veía,
dejé de agarrar el muslo de su pierna derecha para agarrarle su verga y darle
el mismo placer que él me estaba dando a mí.
Estuvimos
un buen rato así, masturbándonos, me tenía a su merced y él lo sabía, sentía
que de nuevo iba a tener otro orgasmo -“Si sigues así me voy a correr otra
vez”- Le dije cachonda perdida – “Pues entonces es hora de follarte, puta y lo
voy a hacer sin protección ninguna para que sientas como mi verga se abre paso
dentro de ti” - "Si, hazlo como quieras"- Le respondí. Me cogió las
manos y volvió a colocármelas en la parte medio alta de aquel espejo, me
inclinó hacia delante, se acercó bien, colocó su verga a la entrada de mi coño
y lentamente empezó a introducirla en mi interior – “Aaaaaaaaaaaaaaaaaahh, qué
gusto, qué coño tienes puta, sientes como entra, sientes como me abro camino a
través de tus entrañas” – “Uuuuuuuhhhh, que ganas tenia que me follases con esa
enorme verga, siento como si me partes en dos, la siento tan grande y tan
caliente” - Cuando me la metió toda por completo fue cuando empezó a moverse. En
ese momento fue que empezó a follarme de verdad, me cogía de las caderas y me
la metía y me la sacaba de una manera pasional. De repente escupió en el
espejo, su saliva empezó a deslizarse por el cristal, me agarró del pelo y
acercó mi cara al espejo para que lo limpiase con mi lengua. Nunca había hecho
algo así pero estaba muy excitada y él lo sabía, así que, lo lamí con mi lengua
- “Eso es puta” - Me decía mientras notaba como sus embestidas eran más y más
fuertes, venga otra vez”, volvió a escupir en el espejo y yo volví a recoger su
saliva con mi lengua. Todo esto me excitaba más y más y no pude evitar venirme
de nuevo - “Uuuuuuuuuuuuuuhhhh, uuuuuuuuuuhhhh, Me has hecho correrme de nuevo”
– “Pues a mí me queda mucho más. Espera puta, chúpame mi falo otra vez, pero
esta vez ponte de rodilla". Saco su verga de dentro de mí coño, me di la
vuelta y me puse de rodillas y comencé a comerme su enorme pene lleno de
fluidos y que bombeaba liquido pre seminal que se derramaba en mi boca, notaba
como si su verga tenia vida propia y sentía como estaba a punto de explotar.
Estoy a
punto de venirme y quiero hacerlo dentro de tu coño pero solamente quiero que
tengas puesto esos increíbles zapatos de tacón, tenemos el tiempo justo, si nos damos
prisa nadie nos vera, ¿Qué me dices?” - El riesgo de que alguien entrase era
patente, una cosa era follar con más o menos la ropa puesta y otra bien
diferente era estar desnuda en el baño de hombres -"No creo que haya mucha
diferencia” – Le dije - “Si, si la habrá, quiero que me complazcas. Anda quítate la
falda” - No sé porque, pero accedí a su petición, así que me quité la falda y se
la entregué, el la cogió, recogió mi top del suelo y para mi sorpresa abrió la
puerta del baño y tiró mi ropa al fondo del pasillo de los servicios. Ahora me
tenía totalmente desnuda solamente con los zapatos de tacón negros puestos -
“Muy bien ahora volvamos a colocarnos como antes” - "Por que hiciste eso
" - Pregunté - "Quiero que quien entre aquí, te encuentre desnuda y
sepa que eres una puta" - Sin decir más volvió a colocarme de pie junto al
espejo, él se colocó detrás de mí, me inclinó, nuevamente y me metió su verga,
la cual movía fuertemente dentro de mí - “Así, eso es, ojala entrase alguien y
te viera así, que preciosidad, que gustazo” - “Te gustaría eso, me estas
poniendo a millón, ¿De dónde has salido?” - “Te llevo siguiendo desde que se
pararon a preguntarnos a mi y a mis amigos por la dirección del cine, ¿Te gusta andar
mostrándote a la gente, puta?” - Me quedé sin habla y mi
excitación subió al máximo, notaba un calor que invadía mi ser, estaba a punto
de venirme de nuevo en otro increíble orgasmo. Le dije casi gritando - “Vamos,
córrete, yo estoy a punto de venirme otra vez”.
En ese
momento escuchamos pasos acercarse a la puerta del aseo, cada vez se escuchaban
más y más cerca, nuestra excitación aumentaba, ya no podía más, ni él tampoco,
estábamos a punto de venirnos – “.Eso es, muévete puta, están a punto de verte
desnuda follando como lo que eres, una condenada puta” - Cuando quién fuese estaba
a punto de abrir la puerta, se escuchó como sonaba un móvil y como se inició
una conversación a escasos centímetros de la puerta de entrada. Ya no pudimos
contenernos más, debido a la excitación y al morbo de la situación, explotamos
los dos en un orgasmo que nos hizo corrernos de gusto, llenos de placer, él me
vació todo su semen dentro de mi coño, se descargó a gusto. Sacó su verga de
dentro de mí. El salió y yo me metí desnuda en uno de uno de los excusados,
nada más entrar intenté cerrar la puerta, dándome cuenta que estaba rota, le
faltaba el pasador, por lo que me senté en cuclillas en la poceta, aguanté la
puerta con la mano como mejor pude, cuando sin esperarlo la puerta se abrió
y apareció un hombre moreno frente a mi. Yo me asusté al verle allí de pie
con una mano sobre la puerta, y con la otra sujetando un tremendo y erecto
miembro, evidentemente su intención era vaciar su vejiga. Les juro, que no sé qué
me pasó pero me quedé como hipnotizada, mirando ese monstruoso pene.
El
hombre me preguntó que estaba haciendo allí, más que asombrado se encontraba
furioso, ignoro porque, pues había más servicios libres. Cuando quise
responderle, apenas me salió palabra alguna con sentido, que pudiera explicar
mi presencia allí, además lo peor de todo era la cara de boba con que miraba
aquel trozo de carne que tenía el hombre en la mano. Cuando por fin reaccioné,
me dispuse a ponerme de pie, recuerdo el susto que me pegué del sonido que hizo
la tapa de la poceta al caer, que me hizo mirar hacia atrás. Cuando gire mi
vista de nuevo hacia delante, me encontré a este hombre casi pegado a mí, había
aprovechado para entrar en el aseo al tiempo que alzando su brazo hacia mí, me
dio tal empujón que me hizo caer sobre la taza de la poceta, sentí algo de
dolor por la dureza de esta, aparte de notar lo fría que estaba. El hombre cerró
la puerta tras de sí, colocó un objeto como pasador, dejando la puerta bien
cerrada. Cuando por fin pude reaccionar, evidentemente era tarde, pues este se
echó sobre mí, intenté rehuir su acción pero de nuevo me dio un empujón que
casi hizo chocar mi cuerpo contra la cisterna. Sin poder recuperarme, sentí que
sus labios pretendían besar los míos, encontrándose con mi negativa a dárselos.
Al mismo tiempo noté como con violencia introducía su mano entre mis
piernas.Traté de pensar con rapidez, le dije que mi novio me esperaba afuera y
le pedí que me dejara en paz, pero no se lo creyó, ya que su reacción fue
soltar una carcajada. Sentí como varios de sus dedos presionaban mi vagina, y
uno de ellos se introducía dentro de mi orificio vaginal. En ese momento dejé
escapar un grito ahogado, aunque más diría yo que se trató de un gemido de
gusto. El hombre comenzó a besarme sentía sus labios, recorriendo desde mi
cuello hasta mis hombros. Luego bajó su rostro hasta mis senos, comenzó a
chupar mis pechos, a lamer mi piel y a mordisquear mis pezones hasta dejármelos
tan duros como piedras.
Yo no
me quedaba quieta, pero él ignoraba mis golpes, los cuales no le hacían nada,
golpeaba su cuerpo una y otra vez, quizás no con la violencia debida ya que la
verdad era que comencé a disfrutar lo que sucedía, pues notaba como mi vagina
se había humedecido de nuevo y había alcanzado ya un orgasmo a pesar de la
vejación a la que me sentía sometida.
A pesar
de todo yo continuaba luchando por evitar este acoso. En un momento de la refriega
me hizo sentar en la poceta, colocó una de sus manos sobre mi cabeza, tirando
de mí hacia su miembro. El cual aún permanecía fuera de su pantalón, totalmente
erecto. Este era muy grueso y largo, le pegue un par de puñetazos en su estómago,
devolviéndomelos este en forma de bofetadas a modo de que me estuviera quieta.
El hombre agarró su miembro por la base con la mano, lo dirigió hacia mi
rostro, me abofeteó un par de veces con el mismo y luego empezó a
restregármelo, tanto por la cara como por los labios, comenzó a presionar sobre
ellos, hasta que logró introducirme poco a poco su enorme glande en mi boca.
Mientras en forma amenazante me comentaba que ni pensara en mordérselo,
mientras levantaba una de sus manos en alto.
Abrí mi
boca todo lo que pude, e incluso un pellizco suyo en mi pezón me hizo abrirla
aún mas, lo que aprovechó para introducirme de golpe su verga hasta lo más
adentro que pudo. No les voy a negar que me gustó, sobre todo a estas
alturas ustedes me conocen bastante bien. Llevé una de mis manos a mi pubis
y comenzé a frotarme mi sexi, dándome placer por lo que no me fue muy difícil alcanzar
un segundo orgasmo, mientras le chupaba su miembro con avidez. El hombre notó
como yo había dejado de pelear y por el contrario ahora estaba colaborando.
Con una
de mis manos le tenía sujeto sus genitales y se los masajeaba al tiempo que me
sacaba su verga de la boca, no sólo por tomar aire sino para recorrer con mis
labios todo su tallo, y con la punta de la lengua lamer sus venas. El hombre no
tardó en venirse en mi boca. Era tal la cantidad de semen, que no solo me
manché la cara, sino el cuello y hasta me caía por mis pechos. Sin darme tiempo
para reponerme, o por lo menos coger aire, el hombre me sujetó por una de mis
muñecas con fuerza hasta que me hizo girarme. Quedé de espalda a él, al sentir
sus manos en mis nalgas, comprendí que pensaba sodomizarme.
En efecto dirigió su miembro hacia mi entrada anal, este no había perdido ni
tan siquiera un milímetro de su erección, no se le notaba para nada que ya se
había venido. Comenzó a presionar sobre mi ano y luego de un sólo golpe seco me
introdujo su verga, no pude evitar soltar un grito de dolor. El comenzó una
serie de penetraciones violentas, los golpes de su pelvis contra mis nalgas
eran salvajes, haciéndome alcanzar varios orgasmos seguidos. Entretanto sentía
con cierto dolor, como una de sus manos se entretenía amasando mis pechos, pero
lo hacia tan fuerte que me los tenia ya enrojecido, mientras que con su otra
mano me tenia bien sujeta por la cintura, marcando el compás de la cogida. No
se que tiempo se llevó penetrándome, pero escuche entrar y salir a varias personas
al baño, los cuales al oir mis gritos de placer se dirigían en carcajadas hacia
los desconocidos folladores diciéndonos cualquier tipo de groserías para animar
al hombre, el cual puedo asegurarles no lo necesitaba ya que no paraba de
follarme con mucha dureza.
Estaba
bastante cansada, sentía mis piernas desfallecer agotadas por el cansancio,
pero el hombre no se detenía y no dejaba de comentarme - “Que tenia un cuerpo
hermoso, unos pechos enormes y un culo demasiado tentador”. Me sacaba su verga
con rapidez, para volverla a meter con violencia, pero ya no me dolía tanto, de
lo dilatada que estaba, su monstruosa verga me entraba con tal facilidad que
solo sentía placer. De repente noté por la rapidez de sus embestidas y por lo
hinchado de miembro, que de un momento a otro se vendría. Tal cual, sin previo
aviso me sacó su verga con rapidez, y sentí como unos chorros de semen chocaban
contra mis glúteos, y como este con uno de sus dedos me metía esa crema viscosa
en mis dos agujeros.
Se fue incorporando al tiempo que arreglaba sus ropas, mientras me comentaba
que yo hiciera lo mismo, pues no me aconsejaba quedarme allí, después de lo
que habíamos hecho. Lamentablemente yo no tenía mi ropa a mano. Cuando el
hombre trató de salir del baño se encontró de frente con Alberto quien lo
agarró por el cuello y lo obligó a pagar el doble de mi tarifa por la forma
como me había tratado. Alberto me entregó mi ropa, me lavé lo mejor que pude y
me vestí rápidamente y me dispuse a salir con él por la puerta, la cual abrí
con un poco de vergüenza y nos marchamos.
Nos
montamos en el carro y apenas salimos del estacionamiento del centro comercial,
Alberto me pidió que me bajara del carro y me parara en una esquina para
trabajar como puta callejera. Yo quise negarme, pero me convenció de que lo
hiciera. Yo les he contado lo persuasivo y terco que es. No pasaron ni 2 minutos
cuando un carro se acercó y reconocí a otros dos de los muchachos a los que le
habíamos preguntado por la dirección del cine. Estos me preguntaron
directamente cuanto tenían que pagar por mis servicios, con mucha vergüenza les
di mi tarifa, sintiéndome más puta que nunca. Ellos rápidamente accedieron
entregándome el dinero por adelantado. No me quedó otra que subirme a su carro
y nos marchamos de allí. Me dijeron que se llamaban Víctor y Marcos. Víctor
conducía, Marcos se sentó a su lado y yo me senté en la parte posterior del
vehículo ya que me encontraba aún algo aturdida por todo lo sucedido en el baño
de hombres del cine. Nos dirigimos a las afueras de la ciudad por la autopista
de la Trinidad y aproveché el trayecto para cerrar los ojos e intentar
tranquilizarme. Transcurridos unos minutos noté como el coche entraba en un
camino sin asfaltar, al mirar por la ventanilla observé que nos encontrábamos en
un descampado sin iluminación. Yo me
encontraba algo nerviosa sobre todo después de mi última experiencia en el baño
de hombres del cine.
Víctor
y Marcos se pasaron a la parte trasera del carro y se sentaron cada uno a un
lado dejándome en el medio. Víctor comenzó a besarme por el cuello y a
acariciarme suavemente por encima de la ropa. Marcos no tardó en aprovechar la
oscuridad de aquel solitario lugar para colocar su mano sobre mí muslo,
iniciando una lenta y suave caricia hacia arriba mientras Víctor me separaba
suavemente la otra pierna haciéndome lo mismo. Cerré mis ojos mientras me
dejaba acariciar por aquel par de chicos. Cuando quise darme cuenta ya me
habían desnudado por completo. Víctor me decía al oído – “Tú lo único que
quieres ahora es que te den una buena cogida, ¿verdad?” - Durante unos segundos
dudé, y luego cerrando los ojos asentí con la cabeza e instintivamente mis
manos fueron resbalando sobre los muslos de aquellos jóvenes, y una vez allí no
tardé en encontrar unos enormes y alargados bultos que palpitaban bajo cada uno
de sus pantalones. No podía creerme lo que estaba haciendo, me encontraba
desnuda en la parte posterior de un coche dejándome acariciar por 2 hombres que
habían pagado por mis servicios como puta y yo lo único que sentía era el deseo
de ver y acariciar las vergas de aquellos dos jóvenes a los que ni conocía.
Sin
perder un instante más, le bajé la cremallera a uno, luego desabroché los
botones del tejano al otro y me apresuré en sacar y ver cómo eran en realidad
aquellas dos vergas que tenia a mí entera disposición. Víctor la tenía muy
gorda y carnosa, aunque algo flácida todavía, mientras que Marcos la tenía más
larga, dura y muy mojada ambas buenísimas y con unos grandes testículos en la
base. Mientras tanto, Marcos dijo – “Que buena que estás, puta” – “Ustedes
tampoco están nada mal”- Dije mientras alternaba las miradas a cada uno de los
miembros de aquellos muchachos y debía contenerme para no apretar en exceso
aquellas dos vergas mojadas que resbalaban de mis manos – “Y que par de tetas”
- Dijo el otro mientras contemplaba el espectáculo – “Esta noche te vamos a dar
ración doble de verga, no te merece menos”.
Marcos
me separó las piernas y con gran maestría comenzó a acariciarme mí clítoris,
sólo pude abrir la boca para decirles – “Me están matando de gusto, me tienen
muy mojada, necesito que me follen lo más duro que puedan de una vez” Mientras
uno de ellos me sobaba y chupaba los pezones, el otro me metió la mano en mi
coño. Yo tenía un falo en cada mano. Debido a las caricias que me estaban dando
me corrí por primera vez sin poderlo evitar, retorciéndome de gusto..
Me
encontraba muy excitada y no podía parar. Me giré entonces hacia Víctor, vi su
gorda y mojada polla en una de mis manos y sin pensármelo dos veces me la lleve
a la boca y comencé a engullirla con auténtico desenfreno, me apetecía lamerla,
chuparla a fondo, no sé si era por el morbo de tener una verga tan enorme a mí
disposición, o por el hecho de encontrarme en aquel lugar, dejándome meter mano
por aquellos dos jóvenes, el caso es que acabe entregándome desenfrenadamente
al sexo. Mientras mamaba la verga de Víctor, me inclinéofreciéndole claramente
mi coño a Marcos, éste no tardó en darme lo que tanto necesitaba, puso su pene
a la entrada de mi mojado coño y empujando me lo metió hasta el fondo,
provocando que yo lanzase un quejido de placer, después comenzó a follarme
suavemente, luego aceleró, metiéndolo y sacándolo por completo, acompañando al
ritmo de la mamada que yo le estaba propinando a Víctor. Al rato Víctor descargó toda su leche dentro de mí, fue como una explosión que
acabó por llenarme toda la boca y mientras yo me apresuraba en sorber y tragar
todo aquello, Marcos comenzó a bombear, acelerando y profundizando aquel mete y
saca tan bueno que me estaba dando. Y así, con la verga de
Marcos entrando y saliendo de mi coño y con el pene de Víctoren mí boca, nos
corrimos los tres.
Me incorporé tras unos instantes después de
relamer y limpiar la verga a Víctor y entonces Marcos me dijo – “Chúpame ahora
a mí la verga, ¿Te apetece?” Sin contestar y cegada por mi calentura la agarré
con una mano y comencé a mamársela y a chuparla y ésta no tardómucho en
reaccionar, volviendo a ponerse dura y con una erección enorme, teniendo que
dejar tres o cuatro dedos de verga fuera de mi boca, ya que casi me daban
arcadas al intentar tragármela entera.
Mientras Víctor colocó su pene en la entrada de
mí culo y comenzó a presionar. – “Me duele, te lo ruego, ten cuidado por lo que
más quieras, me duele” – “¿Qué pasa? ¿Qué no estás acostumbrada a que te la
metan por aquí? o ¿Es que ésta verga es más gorda que con las que te follan?” – No podía contestarles que
era que estaba irritada por la cogida que me habían dado antes, así que callé –
“Pues ésta noche te la voy a meter por ése culito de zorra que tienes, verás
como te gusta”..
Así, sin hacer caso a mis protestas y agarrándome
por la cintura, comenzó a presionar, primero con un golpe seco metió el glande
en mis entrañas. El dolor era terrible y después me dio tres o cuatro empujones
más, por lo que supuse que tenía toda su verga dentro de mí, confirmándomelo el
golpeteo de sus huevos sobre mis nalgas. Así, con toda su verga dentro, comenzó
a cogerme lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Me di cuenta
que el dolor estaba cediendo al placer, gemí, suspiré y grité alguna que otra
palabra grosera y sucia. Quién me iba a decir a mí que aquella noche iba a
acabar siendo la puta de dos jóvenes, pero estaba sintiendo mucho placer con
todo aquello y ahora era yo misma quien se movía para sentir más y más, me
comportaba como una mismísima perra caliente. Mientras Marcos, me agarró por la nuca y me dirigió mi boca de nuevo hasta su
verga – “Calla y chúpamela” – Así estuvimos follando durante un largo rato hasta que nos corrimos de nuevo los tres,
descargando uno toda su leche en mí culo y el otro en mi boca, y así, tras
lamer y saborear todo aquello, con mí culo inundado y el coño chorreando, me
incorporé y les limpie sus vergas con mí boca a los dos.
En ese momento nos percatamos que una patrulla de policía
había entrado al descampado, la patrulla encendió sus luces y un oficial se
acercó al vehículo donde estábamos los tres. Al ver que estábamos desnudos
llamó a su compañero y nos indicó que nos bajásemos del carro. Nos pidió los
documentos, yo me di cuenta que cuando me bajé del carro de Alberto había
dejado mi cartera allí. El policía nos dijo que tendría que llevarnos detenida
por faltar a la moral en un sitio público,
y en mi caso por ejercer la prostitución y estar indocumentada. El policía
sin embargo se acercó a mí y me dijo viéndome morbosamente mientras acariciaba
mis nalgas que había una manera de
llegar a un acuerdo. Me dijo esbozando
una sonrisa burlona que ellos eran 5 y que si yo estaba dispuesta a tener sexo
con todos, ellos podían estar dispuestos a dejarnos ir. Yo no tenía alternativa
y le dije que si. El me llevó hasta la patrulla, me hizo meterme en la parte
trasera de la misma donde estaba un tercer policía y en un momento regresó
hasta el carro de los muchachos, los hizo
que se vistieran y se puso a manejar el
mismo, mientras el segundo policía manejaba la patrulla y nos dirigimos aún más
adentro del escampado donde nos encontrábamos, hacia una la parte más sola y más
oscura. Mientras íbamos hacia allí el policía llamó por radio a otra patrulla y
les indicó hacia donde nos dirigíamos diciéndoles que tenían algo muy especial
para que se divirtieran. Cuando se detuvieron me bajaron y me llevaron a
la parte posterior de la patrulla. Yo estaba completamente desnuda solo con los
zapatos de tacón alto. Los policías en forma burlona me pidieron que les modelara y posara en varias posiciones eróticas
mientras llegaban sus compañeros. A lo
cual accedí sin problemas, comenzaron a tomar fotos con sus teléfonos mientras
comentaban lo buena que yo estaba y lo que iban a disfrutar conmigo. Al rato oímos
que se acercaba la otra patrulla. En ese momento uno de ellos se bajó el cierre
y me ordenó mamarle su verga yo me hinqué y se la empecé a besar, luego a lamer
y después a mamar golosamente, los demás se fueron acercando uno a uno, se las fui mamando una y otra vez.
Para ese momento ya no tenía ningún temor y por lo contrario estaba vuelta loca
de placer después me subieron a la batea de la patrulla que acababa de llegar y
entendí porque los habían llamado. Al estar arriba me acostaron sobre un colchón
que colocaron sobre la batea y me empezaron a penetrar. Yo nunca había tenido
sexo en grupo y ciertamente me pareció que era riquísimo sentir todos mis
agujeros llenos de vergas. Unos me la metían por mi coño, otros por mi agujero de atrás y
otros por mi boca, mientras me decían todo tipo de palabras obscenas. Cuando se
cansaron todos los 5 hombres de follarme por todos mis agujeros, mientras se
reponían, me esposaron a la batea, mientras uno de ellos me metió su rolo de madera en mi
coño, me lo fue metiendo según el para ver qué tan profunda era mi vagina y
hasta yo me sorprendí de todo lo que mi vagina podía recibir, pues casi me
entró todo. Lo que si me lastimo mucho fue cuando me lo metieron por atrás, ya
que tenía mi ano muy irritado y nunca me habían metido un objeto tan grande en
mi culo, pero a pesar del dolor me volví
loca de placer mientras ellos se reían de mi diciéndome que cada vez que me
sentara me iba a acordar de ellos.
Luego comenzaron de nuevo a follarme y por más de dos horas más me estuvieron cogiendo
y sodomizando. No sé cuántas veces se vinieron adentro y afuera de mi. Una de
las cosas que más me excito fue cuando
uno de ellos, a quien le estaba mamando su enorme verga, me jalo del cabello metiéndomela
toda en la boca y luego la sacaba, haciéndome que en un momento dado le chupara los testículos, los cuales me metió
en la boca, luego otra vez me metió toda su verga en la boca y se vino adentro
de ella llenándome de leche hasta la garganta, casi me ahogo.
La verdad lo disfrute mucho ya que se
cansaron de hacerme todo lo que quisieron, me subieron desnuda de nuevo al carro de los muchachos y me pidieron todos
mis datos incluyendo la dirección de mi casa. Me dijeron que por las próximas 6
semanas al menos todos los jueves pasarían por mí y que esas noches seria su
puta y la de sus amigos. Que no fuera a decir nada porque ya sabían donde vivía
y tomarían represalias. Cuando los policias se marcharon me puse la ropa como pude y nos
marchamos, dejándome donde me habían recogido.
WOWW amor en serio me impresionas eres la putita perfectaaa como desearia encontrarte para hacerte todas las poses que aqui figura, eres Scort verdad de Venezuela no? mmm yaaa ok.... por cierto te sigo en Twitter y tu a mi, siempre hago RTs a tus fotos eres perfecta amor, wowww que delicia de mujer pronto te seguire escribiendo ok...bye
ResponderEliminarHola sra Gloria, realmente muy interesante la narración de tus primeras experiencias; voy a preguntar ¿recuerda en que mes y año fue lo del cine y los policias?
ResponderEliminarHola Gloria, estoy en la posicion de Alberto pero mi Gloria es casada ( muy infeliz) y tengo un tiempo que ella esta sitiendose culpable y no quiere seguir... algun consejo para reconquistarla?
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